lunes, 13 de abril de 2009

La casa de Bernarda Alba

Es ésta la última obra de teatro escrita por Federico García Lorca. La guerra civil aplazará su representación en España hasta 1964, veintiocho años después de haber sido escrita. ¿Sabía acaso el autor que esto mismo ocurriría, terminando el último acto con el grito premonitorio de Bernarda: "¡Silencio, silencio he dicho! ¡Silencio!"?
La fotografía de la izquierda corresponde al tercer acto, en el día de su estreno en Buenos Aires, el 8 de marzo de 1945, en la versión de Margarita Xirgu.
La casa de Bernarda Alba es una obra universal, y ésa es su grandeza; nos habla de la hipocresía, de la perversión, del abuso de poder, del amor prohibido. Bernarda y Adela son el conflicto constante entre la ley natural y la ley social. Bernarda es el personaje de la autoridad y ley social, y Adela está al otro lado, al lado de la individualidad y de la ley natural.

domingo, 12 de abril de 2009

Romance de la Pena Negra

¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!

Dice Federico: "La pena de Soledad Montoya es la raíz del pueblo andaluz. No es angustia porque con pena se puede reír, ni es un dolor que ciega puesto que jamás produce llanto; es un ansia sin objeto, es un amor agudo a nada, con una seguridad de que la muerte, preocupación perenne de Andalucía, está respirando detrás de la puerta."
Soledad no experimenta la pena: es la pena negra, es la mitificación del gran tema de la obra lorquiana.

viernes, 10 de abril de 2009

Madrid, años cincuenta

Javier Reverte, periodista y escritor, nos presenta un frío Madrid en los años cincuenta, envuelto en una niebla permanente. Venga a nosotros tu reino es una novela entretenida, con personajes ambiguos, mentirosos ... hipócritas. Señoras de bien, militares, policías corruptos, curas obreros y curas fascistas, donde ninguno actúa honestamente. Quizás el protagonista, Stefan Berman, que se ve obligado a salvaguardar a su familia polaca, podría ser exculpado, pero aún así, sus poderosas contradicciones le llevan a no cumplir con sinceridad ninguna de las misiones en las que está envuelto.
Pero a mi parecer, el personaje más interesante de la novela es la ciudad de Madrid, en una época de tranvías, suciedad, miserias y sombras. Tabernas malolientes, aguardiente de cazalla, y, como dice el autor, coñacs quebrantapáncreas y anises tronchahígados.