lunes, 28 de noviembre de 2011

Fuenteovejuna

La literatura estudia todo lo referido a lo escrito. Un estudioso de la literatura analiza lo relativo a los escritores, sus obras, su estilo, su contexto social, cultural, político y económico. Un ejemplo de análisis literario lo he hecho con Lope de Vega: su vida, su época, sus obras (narrativa, lírica y teatro) y su estilo.
Para completar el estudio de este autor, he leído una de sus obras dramáticas más conocidas: Fuenteovejuna, siguiendo el estudio que hace Juan María Marín en la edición de Cátedra, imprescindible para entenderlo. El lenguaje queda demasiado lejos para un lector del siglo XXI.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Las primeras manifestaciones líricas: las jarchas

Durante mucho tiempo se pensó que las primeras producciones literarias en romance pertenecían a la poesía épica puesto que no se conservaban muestras escritas de otro tipo de poesía popular. Sin embargo, un importante investigador, Menéndez Pidal, sostuvo la existencia de un corpus de lírica tradicional que debió existir desde los mismos orígenes de las lenguas romances. Se trataría de cancioncillas líricas que las gentes cantarían en las bodas, en las romerías, en las fiestas... Estas canciones no estarían escritas, sino que se transmitirían de forma oral.
En 1948, el arabista Stern encontró unas composiciones antiguas denominadas jarchas, que vinieron a confirmar la teoría de Menéndez Pidal.
Las jarchas son breves canciones que los poetas musulmanes y hebreos incluían al final de unos poemas cultos llamados moaxajas. Habitualmente, las jarchas constan de dos, tres o cuatro versos en los que se mezclan palabras romances con palabras árabes.
La mayoría de las jarchas tienen tema amoroso y están puestas en boca de una mujer que se queja ante su madre o ante sus hermanas por la ausencia del amado.

Gar, ¿qué fareyo?,
¿cómo vivreyo?
Est al-habib espero,
por él murreyo.


Dime, ¿qué haré?,
¿cómo viviré?
A ese amado espero,
por él moriré.

Las jarchas más antiguas pertenecen al siglo X y son una prueba más del carácter multicultural de la sociedad peninsular medieval.

Para hacer más leves las tareas del campo, los campesinos cantaban cancioncillas que se
transmitían de generación en generación. En la imagen, tareas agrícolas en un detalle del libro de horas
Très riches heures.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La literatura, espejo de la sociedad medieval

Las corrientes y los hechos literarios más significativos de la Edad Media tienen su explicación en los principales acontecimientos histórico-culturales que tuvieron lugar en este periodo.

  1. Las constantes luchas que se produjeron como consecuencia de la Reconquista dieron lugar al nacimiento de una corriente de literatura heroica, que se desarrolló fundamentalmente a través de la épica. Esta literatura pretendía difundir las hazañas de los héroes en su participación en las luchas del momento. Las principales manifestaciones de este tipo de literatura son los cantares de gesta, como, por ejemplo, el Poema de mío Cid.
  2. La convivencia multicultural en la Península propició un clima de intercambio que repercutió en la literatura de formas muy variadas. Por una parte, permitió que en los reinos cristianos se conocieran diversas obras orientales que tuvieron una influencia notable en las literaturas romances. Y por otra parte, originó la fusión de elementos pertenecientes a culturas distintas en una especie de mestizaje literario; así, no es extraño encontrar versos romances al final de poemas escritos en árabe o en hebreo, u obras romances escritas con caracteres árabes o hebreos.
  3. La existencia de una sociedad teocrática, que tenía en la religión su principal organizador y en la cual cada uno se sentía como miembro de una gran colectividad gobernada en última instancia por Dios, produjo una corriente de literatura didáctica que pretendía enseñar la forma de vida correcta según los valores religiosos de la época. Esta corriente de literatura didáctica fue desarrollada por los clérigos del mester de clerecía, entre los cuales destaca Gonzalo de Berceo.
  4. La percepción de formar parte de una colectividad tuvo, además, otra consecuencia: el carácter anónimo de gran parte de la literatura medieval. En efecto, los escritores no tenían conciencia de propiedad con respecto a sus escritos, ni sintieron la necesidad de diferenciarse de los demás firmando sus obras. Muestras de este carácter anónimo de la literatura son los cantares de gesta y buena parte de la lírica medieval.
Los géneros medievales
Llamamos literatura medieval al conjunto de producciones literarias escritas en romance que se compusieron entre principios del siglo X y finales del XIV.
En la Península, las primeras manifestaciones literarias en romance que se conservan son unas breves composiciones líricas escritas en mozárabe. Algo después se desarrolló en Cataluña una corriente de poesía trovadoresca y en Galicia surgieron en la misma línea las cantigas galaico-portuguesas. La lírica es, por tanto, el género que antes aparece en las distintas literaturas peninsulares.
Ahora bien, la mayor parte de las manifestaciones literarias medievales conservadas no pertenecen a la lírica sino a otras dos corrientes muy cultivadas en la época: la literatura heroica y la literatura didáctica.
  • La literatura heroica refleja el ideal de la época del héroe batallador que reúne en sí todas las características del buen señor: fuerte, valiente, religioso, guerrero y defensor de la comunidad a la que pertenece. Esta literatura nace al amparo de la Reconquista y pretende difundir las hazañas de los que son considerados como hombres ilustres por su participación en las luchas de la época. Se trata de una literatura que, por un lado, enaltece los valores feudales y, por otro, difunde las grandes gestas del momento, convirtiéndose así en medio de comunicación y transmisión de los principales acontecimientos. La literatura heroica se desarrolló fundamentalmente en el seno del llamado mester de juglaría.
  • La literatura didáctica se encuentra en manos de los clérigos, que pretenden mostrar la forma de vida correcta y mantener los ideales religiosos que sustentan a la sociedad feudal. El movimiento literario que desarrolla este tipo de literatura ligado a los monasterios es el mester de clerecía. El carácter didáctico y moralizante de la literatura medieval trasciende el ámbito del mester de clerecía e impregna también a las primeras obras en prosa escritas en castellano.

jueves, 17 de noviembre de 2011

La Edad Media


































El nombre Edad Media es en realidad una etiqueta que define el periodo comprendido entre la desaparición del Imperio romano de Occidente (476) y el descubrimiento de América (1492). Se trata, pues, de un período de mil años, en el que el sentimiento religioso está muy arraigado y la guerra se vive como un hecho casi cotidiano.
Religión y guerra desempeñan un papel importantísimo en los modos de organización social y contribuyen a configurar uno de los rasgos más característicos del pensamiento medieval: la idea de transitoriedad. El propio Jorge Manrique expresa así la idea de transitoriedad:


Este mundo es el camino
para el otro que es morada
sin pesar.


Desde el punto de vista de las literaturas romances, la Edad Media abarca desde el siglo X hasta finales del siglo XIV. En estos 500 años asistimos a dos procesos capitales: la formación del castellano y de los demás romances peninsulares y el nacimiento de las literaturas hispánicas.


Un crisol de culturas
En el año 711 los musulmanes desembarcaron en la Península bajo el mando de Tarik. Apenas siete años después, los musulmanes habían acabado con el reino visigodo de Toledo y tenían controlada prácticamente toda la Península, excepto algunas zonas de resistencia que quedaban en el norte.
Estos hechos marcaron de forma decisiva la Edad Media puesto que configuraron un mapa peninsular caracterizado por la presencia de dos grupos claramente diferenciados: cristianos y musulmanes. Entre estos dos grupos se dieron épocas de duros enfrentamientos pero también largos períodos de coexistencia pacífica e incluso de fecunda convivencia.
A cristianos y musulmanes hay que añadir la presencia de otro grupo que vivía en la Península desde hacía siglos: los judíos.
Cada uno de estos tres grupos -cristianos, musulmanes y judíos- constituía una verdadera casta que constaba con una forma de vida y una cultura propias. Pero el contacto permanente durante siglos entre las tres culturas hizo inevitable la influencia mutua, tanto en el terreno de las costumbres como en el ámbito cultural.
También en el terreno lingüístico se produjo diversidad. A comienzos de la Edad Media, el latín era todavía el instrumento de la cultura de la época y el nexo de unión de los pueblos desde la caída del Imperio romano. Pero el latín fue perdiendo poco a poco su pureza y fue evolucionando de diferente modo en los distintos reinos. De esta manera, dio lugar en los reinos cristianos a los dialectos denominados romances: el gallego, el astur-leonés, el castellano, el navarro-aragonés, el catalán y el mozárabe, hablado por la población cristiana que vivía bajo el dominio árabe.
Con el paso del tiempo, los romances sustituyeron al latín también como vehículo de expresión literaria y de esta manera nació lo que conocemos como literatura medieval.

Kafka en la orilla

Lo siento, pero no me ha gustado. Y digo lo siento por todos aquellos que lo consideran una obra maestra, genial, y otros calificativos que conmigo no van. Es el primer libro de Haruki Murakami que compré, porque la sinopsis me parecía interesante, pero el segundo que leo, después de Tokio Blues, que sí mereció la pena. Verdaderamente, Murakami aturde. No sabes bien qué demonios estás leyendo, si alguna vez tendrá un sentido todo aquello, o no ... pero precisamente por eso no lo puedes dejar, y al mismo tiempo estás pensando que hay otros libros mejores esperándote en la estantería. Bueno, creo que con éste, ya pasó mi época de literatura japonesa. Me voy ahora a los clásicos.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Lope, autor dramático

Sólo con las obras poéticas y narrativas, Lope habría ocupado un lugar de primer rango en la tradición literaria. Pero su fama se cimenta, sobre todo, en el género dramático, donde llevó a cabo importantes innovaciones. Cervantes, que trazó una breve y clásica historia del teatro español en el prólogo a sus comedias y entremeses, escribe al referirse a Lope:


Entró luego el monstruo de Naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica. Avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes; llenó el mundo de comedias propias, felices y bien sazonadas, y tantas, que pasan de diez mil pliegos [veinte mil hojas] los que tiene escritos, y todas, que es una de las mayores cosas que pueden decirse, las ha visto representar, u oído decir, por lo menos, que se han representado; y si algunos, que hay muchos, han querido entrar a la parte y gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito ni a la mitad de lo que él solo.


Los testimonios de la fama de Lope son numerosísimos, hasta el punto de que se utilizó la frase "es de Lope" para ponderar un objeto de gran valor. Un estudiante italiano, que vivió en Salamanca durante cuatro años, anotó las comedias que vio durante su estancia. La media era de unas cincuenta por año, la inmensa mayoría de Lope de Vega. Y, en efecto, se conservan cerca de cuatrocientas comedias de las mil quinientas que se dice llegó a componer.


La tradición dramática
Cuando comienza a escribir sus obras, hacia 1580 -aunque él presume de haberlo hecho ya a los diez años-, conviven varias tradiciones dramáticas: las églogas y autos; el teatro clásico; la comedia nueva italiana; el teatro de colegio; y el teatro que se representaba en los corrales de comedias. Las tres últimas son las más importantes:

  • La comedia nueva italiana adaptaba a los tiempos modernos los personajes y situaciones de las comedias latinas de Plauto y Terencio. Estaban escritas en prosa, en cinco actos. A esta tradición, aunque muy populista, pertenece el famoso representante y autor de entremeses Lope de Rueda.
  • El teatro de universidades y colegios, en particular el de los jesuitas, con quienes estudió Lope y la mayor parte de los dramaturgos de la época, seguía las normas clásicas tanto en tragedias como en comedias. Habitualmente escritas en latín, podían incorporar pasajes en castellano con entremeses y escenas en verso con polimetría (variedad de estrofas). De este teatro procede, en gran medida, el de los corrales de comedias.
  • El teatro representado en corrales de comedias y en casas particulares estaba escrito en cuatro actos y en polimetría. En general no se mantenían las unidades de tiempo, lugar y  acción, salvo en las tragedias, que seguían el modelo de Séneca y se inspiraban en la tradición clásica o en la historia de España.
Naturalmente, Lope, que quería ser famoso y, además, ganar dinero, prefirió seguir la tradición de los corrales de comedias. Pronto, sin embargo, se topó con las críticas de los neoaristotélicos, es decir, de aquellos teóricos -y algún práctico, como Cervantes- que leían la Poética, de Aristóteles, a través del Arte Poética, de Horacio.
Los aristotélicos defendían como reglas a las que necesariamente debía ajustarse cualquier obra dramática las siguientes:
  • Tajante distinción entre tragedia y comedia. La tragedia se caracterizaba por la acción -inicio feliz, final triste-; por los personajes sublimes como protagonistas -dioses, reyes y alta nobleza-; por el grado de realidad -el asunto tenía que ser histórico-; y por la forma -tenía que estar escrita en verso heroico-. En cambio, la acción de la comedia pasaba del conflicto a la felicidad final, habitualmente con boda; la condición social de los personajes tenía que ser media o baja; el asunto no debía ser histórico sino inventado; y la forma utilizada era la prosa, puesto que éste es el modo de expresión propio de la lengua coloquial.
  • Tragedias y comedias tenían que estructurarse, de acuerdo con las normas de Horacio, en cinco actos y mantener las tres unidades: lugar, tiempo y acción.
  • La finalidad de ambas es conseguir una enseñanza deleitable bien por medio del terror o de la risa: mezclar, en frase de Horacio, lo útil con lo dulce.
Dibujo de Comba representando el Teatro del Príncipe de Madrid, en el siglo XVII
La defensa de Lope
Tras una práctica dramática muy dilatada, Lope expuso hacia 1606 su experiencia en el Arte nuevo de hacer comedias de este tiempo.
Compuesto en endecasílabos sueltos, el Arte nuevo no es tanto una preceptiva cuanto una serie de reflexiones sobre el estado de las comedias y de cómo le gustaría al propio autor que se compusieran. Y es, sobre todo, una defensa de la "nueva comedia" española frente a las críticas de los neoaristotélicos tanto españoles como extranjeros.
Los aspectos más importantes del Arte nuevo son los siguientes:

  • El gusto. Se admite, o se concede, que los clásicos siguen mejor las reglas de composición dramática, pero cada época es distinta y los gustos del público varían, tanto más, si tenemos presente el abigarrado público que asiste a los corrales.
  • Los personajes. No importa que aparezcan reyes en las comedias y, por tanto, se pueden mezclar personajes trágicos y cómicos.
  • Unidad de acción. Debe mantenerse, aunque Lope no siempre sigue este precepto y a veces recoge acciones distintas en una misma obra.
  • Unidad de tiempo. Puede no respetarse, si bien se recomienda que la acción abarque el menor tiempo posible.
  • Número de actos. La división será en tres actos de ocho hojas cada uno -unos tres mil versos-, lo que equivale a una duración de tres horas, incluyendo la representación de las piezas que acompañaban a la obra principal: la loa, el entremés y el baile.
  • Métrica. Se ajusta a las situaciones, lo que le permite utilizar la tradición poética anterior que ya había prefijado los géneros o subgéneros de las estrofas:
Las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
aunque en octavas lucen por extremo.
Son los tercetos para cosas graves
y, para las de amor, las redondillas.
  • Finalidad. La finalidad de la comedia es provocar el deleite en el público:
Como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.

Tragicomedias y comedias
La tragedia en estado puro, con las exigencias de los aristotélicos, sólo había existido en el teatro de colegio y en latín. Algunos autores coetáneos de Lope intentaron mantener en lo posible esta poética, pero la tragedia desapareció prácticamente. Su lugar fue ocupado por la tragicomedia, término acuñado por Plauto en el Anfitrión, donde Júpiter puede aparecer en escenas cómicas con final feliz, y que utilizó también Rojas en la segunda redacción de La Celestina, que se cerraba con la muerte de los protagonistas principales.
En el teatro de Lope puede haber tragedias en cuanto al desarrollo de la acción -de la felicidad a la desdicha-, pero sus obras no cumplen las demás reglas que se consideraban insoslayables. Cuando Lope escribe El castigo sin venganza y le pone el marbete de tragedia, lo hace atendiendo al desarrollo de la acción, pero la obra no se corresponde con lo que se llama tragedia en la preceptiva clásica. Es una tragicomedia con desenlace trágico, como ocurre con El caballero de Olmedo o con Fuenteovejuna y Peribáñez. Estas últimas, además, no acaban con la muerte del héroe, sino con la de los antagonistas que han hecho todos los merecimientos para alcanzar ese final desastroso.
La comedia de Lope tampoco se ajustaba a las normas clásicas. Sus protagonistas son habitualmente reyes, altos nobles y caballeros. Estas obras son, en cuanto a los personajes, tragicomedias, pero comedias en cuanto al desenlace, que acaba en bodas, por lo general en tres: las de los protagonistas, los antagonistas y los criados.

Los personajes del teatro de Lope

Al basarse las tragicomedias -en la acepción de tragedias en el desenlace- en asuntos históricos, legendarios o míticos, sus personajes no se corresponden siempre con los de la comedia, pero no se da una división tajante. La comedia, en general, se desarrolla en un ambiente contemporáneo, sin reyes, aunque puedan aparecer monarcas ficticios situados en una época y lugar lejanos. La tipología es, sin embargo, muy parecida en ambos géneros. Los personajes más frecuentes son los siguientes:

  • El rey, que en las tragicomedias impone la justicia final.
  • El galán, que reúne todas las virtudes. Suele ser joven.
  • La dama, con las mismas características que el galán.
  • El antagonista, inferior al galán.
  • Los criados de los tres personajes anteriores. Actúan de confidentes y son graciosos.
  • El padre de la dama (la madre apenas aparece). Como padre es un hombre ejemplar.
La figura del donaire
Una de las aportaciones principales de Lope es la creación de la figura del donaire o gracioso. Frente al bobo del teatro anterior, el gracioso se caracteriza por ser ingenioso y, con frecuencia, el inventor de la traza para que el galán consiga el amor de la dama. Es el amigo y confidente de aquél y, en la mayoría de las ocasiones, el contrapunto en cuanto al carácter. Si el galán vive en un mundo artificial, idealista, el gracioso se mueve en la realidad cotidiana y se preocupa más de los placeres corporales que de los espirituales.

Las obras dramáticas
La Biblia, la mitología, la historia nacional o extranjera, las leyendas, las novelas, los romances, las canciones tradicionales -por las que Lope siente particular predilección- son las fuentes habituales de sus asuntos dramáticos. El amor y el honor son los motivos centrales en el desarrollo de la acción.
En la ingente producción dramática de Lope hay obras que ocupan un lugar privilegiado en la literatura española:
  • Entre las obras que, a pesar de algunas escenas cómicas que rompen la tensión, se encuentran cercanas en espíritu a la tragedia clásica, destacan El caballero de Olmedo y El castigo sin venganza.
  • Entre las tragicomedias hay un grupo que presenta en escena a labradores ricos que, a veces, se enfrentan a un comendador en defensa de su honra. Las más conocidas son Peribáñez y el comendador de Ocaña y Fuenteovejuna.
  • De entre todas las comedias sobresalen Los locos de Valencia, La dama boba, Las bizarrías de Belisa y El perro del hortelano.


Peribáñez y el comendador de Ocaña
Un joven comendador se enamora de Casilda, recién casada con Peribáñez, campesino rico. La obra se cierra con la muerte del comendador -tras intentar violar a Casilda- a manos de Peribáñez, que es perdonado por los reyes.
Probablemente esta obra esté basada en un hecho histórico desconocido que circulaba en canciones, como parece presuponer el romance que se incluye en un momento clave de la obra:

La mujer de Peribáñez
hermosa es a maravilla;
el comendador de Ocaña
de amores la requería.
La mujer es virtuosa
cuando hermosa y cuanto linda;
mientras Pedro está en Toledo
de esta suerte repetía:
"Más quiero yo a Peribáñez
con su capa la pardilla,
que no a vos, Comendador,
con la vuesa guarnecida".

Fuenteovejuna
Esta obra se basa en un suceso histórico que dio lugar a la expresión "Fuenteovejuna, todos a una". En 1476, ante los abusos del comendador Fernán Gómez, todo el pueblo de Fuenteovejuna se levantó contra él, matándolo atrozmente. En el interrogatorio que se realizó posteriormente todos contestaron que el autor de la muerte había sido Fuenteovejuna.


¿Quién mató al comendador?
Fuenteovejuna, señor.


Ante la determinación del pueblo, Fernando el Católico decidió no concluir la causa.


El caballero de Olmedo
En esta obra se relata la pasión amorosa de doña Inés, vecina del pueblo de Medina, en Valladolid, y de don Alonso, caballero de Olmedo. La obra acaba trágicamente con el asesinato de don Alonso llevado a cabo por su rival amoroso.
El suceso es histórico y dio lugar a la siguiente canción, que es la fuente de la obra:


Que de noche le mataron
al caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.


Sombras le avisaron
que no saliese,
y le aconsejaron
que no se fuese
el caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.


Una "acción en prosa"
Ya anciano, Lope compuso una de sus obras más extraordinarias: La Dorotea. Se trata de una obra escrita en prosa y en cinco actos para ser leída, como La Celestina, en la que se inspira. Lope rememora en ella los amores juveniles con Elena Osorio, bajo los pseudónimos de Fernando y Dorotea. En pocas ocasiones se han fusionado de tal manera vida y literatura.


Estilo
Lope defendió siempre una lengua literaria que se ajustara a los temas y géneros, según fueran pasajes épicos, líricos o dramáticos; esto es, una lengua ajustada a la teoría de los estilos, sublime, medio o bajo, aunque en el teatro, según los personajes y la situación, se utilizan todos.
En sus polémicas con los culteranos -Góngora decía de él que era "con razón Vega por lo siempre llano"-, atacó desde una estética más renacentista la oscuridad motivada por la acumulación de metáforas, de cultismos y de construcciones latinizantes. La claridad que defendió Lope es, sin embargo, de raíces cultas tanto en la lengua como en el sutil uso de los conceptos.

martes, 1 de noviembre de 2011

La narrativa de Lope

En el siglo XVI aparecen o se aclimatan diversos géneros narrativos. Lope desechó los libros de caballerías -que sustituyó por los poemas épicos- y la picaresca -que dejó numerosas huellas en su teatro-. En cambio, se sintió atraído por otros géneros narrativos, de los que son muestra La Arcadia, El peregrino en su patria, Pastores de Belén y las Novelas a Marcia Leonarda.

  • La Arcadia es una novela en prosa y verso en la que se relatan los amores de la corte del duque de Alba, de quien era secretario. Tuvo un éxito extraordinario -cerca de veinte ediciones- debido, principalmente, a la variedad de temas que se introducen, además de los líricos y pastoriles: juegos de sociedad, enigmas, discusiones sobre el amor y la poética, las artes liberales, etc. Y también a la inmensa erudición que despliega su autor, de la que se burló Cervantes en el Quijote.
  • El peregrino en su patria es una novela de aventuras en la que se relata el peregrinaje del protagonista Pánfilo por España. La obra comienza, como era habitual en este tipo de novelas, en medio de la acción para suscitar el interés del lector:
Salía sobre las blancas arenas de la famosa playa de Barcelona, entre unas cajas, tablas y rotas jacias de un navío, un bulto de sayal pardo, cubierto de algas y ovas, que visto de unos pescadores y puesto en una barca, con la codicia de que fuese alguna rica presa, fue llevado por la ribera abajo dos largas millas, hasta que entre unos árboles desenvuelto, como las demás cosas, fue conocido por un hombre que entre la vida y la muerte estaba en calma.



  • Pastores de Belén es una novela pastoril a lo divino sobre el mismo tema del título. Se insertan en ella varios villancicos y autos sacramentales.
  • Las Novelas a Marcia Leonarda son cuatro interesantísimas novelas cortas dedicadas a Marcia Leonarda, esto es, a Marta de Nevares. En ellas la acción se interrumpe para dejar paso al propio Lope que reflexiona sobre el acto de escribir. En una de ellas comenta:
Demás que yo he pensado que tienen las novelas los mismos preceptos que las comedias, cuyo fin es haber dado su autor contento al pueblo, aunque se ahorque el arte, y esto, aunque fue dicho al descuido, fue opinión de Aristóteles.