domingo, 5 de enero de 2014

Cadalso: del neoclasicismo al prerromanticismo

Cadalso escribió poesía y teatro, pero lo mejor de su producción son sus obras en prosa: Los eruditos a la violeta, Noches lúgubres y Cartas marruecas.

1. Los eruditos a la violeta
Los eruditos a la violeta es una sátira contra la educación superficial y contra los pedantes, que con sólo tener un ligero barniz cultural, se consideran sabios y pretenden opinar de todo. Se trata de una obra ingeniosa -la más famosa en vida del autor- en la que Cadalso explica en forma burlesca cómo se puede adquirir en pocos días esa falsa cultura.

2. Noches lúgubres
La muerte de su amada, la actriz María Ignacia Ibáñez, produjo en Cadalso una honda desesperación. Fruto de este estado emocional son sus Noches lúgubres, obra que preludia el Romanticismo.
Noches lúgubres es una obra estructurada en tres actos o "noches" dialogadas. En ella, un enamorado, Tediato, acude al cementerio donde reposan los restos de su amada y allí, en un ambiente sombrío, amenazador, dialoga con el sepulturero. Llevado por la desesperación, Tediato intenta desenterrar el cadáver de su amada; después desiste de su empeño y se duele del triste destino de los mortales y ansía la muerte.
Las reflexiones pesimistas sobre el destino del ser humano habían sido expresadas ya por muchos poetas del Siglo de Oro, como Quevedo, por ejemplo. La novedad de las Noches lúgubres reside en enmarcar estas reflexiones en un escenario sepulcral y nocturno.

TEDIATO.-¡Qué noche!La oscuridad, el silencio pavoroso, interrumpido por los lamentos que se oyen en la vecina cárcel, completan la tristeza de mi corazón. El cielo también se conjura contra mi quietud, si alguna me quedara. El nublado crece. La luz de esos relámpagos..., ¡qué horroroso! Ya truena. Cada trueno es mayor que el que le antecede, y parece producir otro más cruel. El sueño, dulce intervalo en las fatigas de los hombres, se turba. El lecho conyugal, teatro de las delicias; la cuna en que se cría la esperanza de las casas; la descansada cama de los ancianos venerables; todo se inunda en llanto..., todo tiembla. No hay hombre que no se crea mortal en este instante... ¡Ay, si fuese el último de mi vida, cuán grato sería para mí! ¡Cuán horrible ahora! ¡Cuán horrible!

Noches lúgubres se caracteriza por la expresión desbordada del sentimiento, que se traduce en un lenguaje cargado de emotividad y lleno de frases entrecortadas, exclamaciones e interrogaciones retóricas.

3. Cartas marruecas
Cadalso presenta sus Cartas marruecas como un manuscrito árabe que un amigo suyo había encontrado y que, a la muerte de éste, fue a parar a sus manos. El título del supuesto manuscrito era éste:

Cartas escritas por un moro llamado Gazel Ben-Aly, a Ben-Beley, amigo suyo, sobre los usos y costumbres de los españoles antiguos y modernos, con algunas respuestas de Ben-Beley, y otras cartas relativas a éstas.

La obra está estructurada como un conjunto de noventa cartas que se cruzan dos marroquíes y un español. El asunto es como sigue: el joven marroquí Gazel viaja a España como miembro de una embajada de su país y transmite por carta sus impresiones a su anciano maestro Ben-Beley, que permanece en Marruecos. También participa en la correspondencia Nuño, un español amigo de Gazel, que le ayuda a interpretar la realidad española. Nuño representa en la obra al propio Cadalso.
En sus Cartas, Cadalso persigue un objetivo crítico. Según él mismo dice en la introducción, se propone hacer "la crítica de una nación". En efecto, a través de las cartas, el autor presenta un amplio panorama de la vida nacional en el que se ponen de relieve los errores y defectos causantes de la decadencia española con el fin de erradicarlos. El autor muestra así una actitud reformadora acorde con los ideales de la Ilustración: hay que conocer bien la necesidad nacional para poder mejorarla.
Las Cartas marruecas de Cadalso tienen como precedente las Cartas persas, escritas en 1721 por el filósofo y escritor francés Montesquieu. En estas últimas, son dos persas los que intercambian sus impresiones de viaje sobre varios países europeos que visitan. Ambas obras utilizan el género epistolar para hacer una crítica de la realidad y ambas se valen de un extranjero como medio de dar objetividad a las críticas.

Temas de las Cartas: las preocupaciones de la Ilustración
Los temas tratados en las Cartas marruecas son muy variados: la historia de España, la corrupción política y administrativa, los ideales de la Ilustración, el atraso científico, la educación de la juventud, los vicios sociales, los defectos del carácter español, etc. Todos ellos pueden agruparse en torno a tres ejes temáticos: la crítica de la nación, la crítica social y la moral individual.
  • Las cartas de crítica de la nación estudian un problema, generalmente en forma histórica, con el fin de analizar mejor la situación presente.
No me parece que mi nación esté en el estado que infieres de las cartas de Gazel, y según él mismo lo ha colegido de las costumbres de Madrid y alguna otra ciudad capital. Deja que él mismo te escriba lo que notare en las provincias, y verás cómo de ellas deduces que la nación es hoy la misma que era tres siglos ha. La multitud y variedad de trajes, costumbres, lenguas y usos es igual en todas las cortes por el concurso de extranjeros que acuden a ellas; pero las provincias interiores de España, que por su poco comercio, malos caminos y ninguna diversión no tienen igual concurrencia, producen hoy unos hombres compuestos de los mismos vicios y virtudes que sus quintos abuelos. Si el carácter español, en general, se compone de religión, valor y amor a su soberano por una parte, y por otra de vanidad, desprecio a la industria (que los extranjeros llaman pereza) y demasiada propensión al amor; si este conjunto de buenas y malas calidades componían el corazón nacional de los españoles siglos ha, el mismo compone el de los actuales.
La crítica a la ignorancia y al saber superficial es
frecuente entre los ilustrados. En la imagen, Capricho,
de Francisco de Goya.
  • Las cartas de crítica social tratan las virtudes y defectos sociales característicos de los españoles o de la época del autor. El orgullo, el lujo, la frivolidad de las modas, la consideración en que se tiene a las mujeres son algunos de los aspectos tratados.
Instando a mi amigo cristiano a que me explicase qué es nobleza hereditaria, después de decirme mil cosas que yo no entendí, mostrarme estampas que me parecieron de magia, y figuras que tuve por capricho de algún pintor demente, y después de reírse conmigo de muchas cosas que decía ser muy respetables en el mundo, concluyó con estas voces, interrumpidas con otras tantas carcajadas de risa:
- Nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que, ochocientos años antes de mi nacimiento, muriese uno que se llamó como yo me llamo, y fue hombre de provecho, aunque yo sea inútil para todo.
  • Las cartas centradas en la moral individual tratan cuestiones éticas de carácter general sobre la amistad, el amor a los padres, la "hombría de bien"... En el siguiente fragmento, Cadalso define su ideal humano, que consiste no sólo en la bondad, sino en el servicio a la comunidad: no se trata simplemente de ser bueno, sino de ser buen ciudadano.
¿No crees que todo individuo está obligado a contribuir al bien de su patria con todo esmero? Apártense del bullicio los inútiles y decrépitos: son de más estorbo que servicio; pero tu huésped y sus semejantes están en la edad de servirla, y deben buscar las ocasiones de ello aun a costa de toda especie de disgustos. No basta ser buenos para sí y para otros pocos; es preciso serlo o procurar serlo para el total de la nación. Es verdad que no hay carrera en el estado que no esté sembrada de abrojos; pero no deben espantar al hombre que camina con firmeza y valor.

Un estilo depurado
Como convenía a su propósito didáctico, Cadalso utiliza un lenguaje claro y preciso, libre de todo artificio. Su ideal estético es, como en el Renacimiento, el de la naturalidad, por oposición a los excesos del Barroco.
Sus Cartas marruecas están construidas con gran agilidad expresiva. El autor combina en ellas la exposición propia del ensayo, con narraciones de sucesos o anécdotas y con sustanciosos diálogos, lo cual las hace muy amenas. La variedad de registros según cuál sea el emisor de la carta y la ironía son otros de los recursos presentes en las Cartas.

El tema de España en la literatura
Cadalso se muestra en Cartas marruecas como una persona preocupada por los problemas de España y deseosa de contribuir con su crítica al progreso de su país. Su obra es, por tanto, manifestación de una actitud patriótica que no es infrecuente en la literatura.
En efecto, el tema de España, centro de la preocupación de los ilustrados, ya había sido tratado por otros autores, y especialmente por Quevedo. Y más tarde, en el siglo XIX, será retomado por Larra y los escritores regeneracionistas, que deseaban solucionar los problemas del país. El mismo impulso movió a los escritores de la Generación del 98 -a quienes "les dolía España"- y a los poetas de la llamada "literatura social" de los años sesenta.