martes, 6 de enero de 2015

Mito y realidad del Grupo del 98

Manuel Tuñón de Lara
1915 - 1997
Manuel Tuñón de Lara, importante historiador español, dedica en su estudio Medio siglo de cultura española (1885-1936), publicado en 1971, un capítulo al grupo literario del 98, con el título "Mito y realidad del Grupo del 98". Recogemos aquí algunos fragmentos significativos por su claridad y equilibrio.

Tal vez la afirmación parezca arriesgada. Mito hay, y mito por partida doble, al evocar el grupo impropiamente llamado "generación de 1898". Y el mito consiste en la interpretación a larga distancia de lo que fue un hecho real. El hecho es la existencia de un grupo de escritores que nacen a la vida creadora en los últimos años del siglo XIX y el despuntar del XX, que tienen un punto de partida de convivencia personal directa, llegando a formar un grupo más o menos coherente (que más tarde se dispersa), cuyo rasgo esencial puede ser la puesta en tela de juicio de los valores tópicos hasta entonces establecidos, la negativa a la aceptación apriorística de todo dogma, y cuya obra va a constituir una aportación de primer orden al acervo cultural español.
No es casual que se defina a sus componentes como "hombres del 98", porque ese año simboliza en nuestra trayectoria histórica algo así como un mojón fundamental, a partir del cual se impone inexorablemente la revisión de valores caducos (los de la "ideología" dominante de la Restauración, que arrastraba, a su vez, toda la del "viejo régimen"), la necesidad de repensar España, su problemática y sus tareas de cara a una era nueva, que cobra mayor visibilidad por la coincidencia cronológica de la apertura del siglo. [...]
Sin embargo, se impone abordar el tema con un espíritu de desmitificación.
No le faltaba razón a don Miguel de Unamuno cuando, en su artículo "La hermandad futura", publicado en Nuevo Mundo en 1918, habla así de la generación de veinte años atrás:

Sólo nos unían el tiempo y el lugar, y acaso un común dolor: la angustia de no respirar en aquella España, que es la misma de hoy. El que partiéramos casi al mismo tiempo, a raíz del desastre colonial, no quiere decir que lo hiciéramos de acuerdo.

De acuerdo o no, la inquietud y el punto de partida eran comunes y algo más importante; eran la expresión de la toma de conciencia de una parte de los españoles.
Unamuno, siempre más exigente que optimista, se pregunta a continuación si esos veinte años han logrado encontrar la patria (con lo cual reconoce implícitamente que todos partieron en busca de ella), y responde:

No, no la hemos encontrado. Y los que se han rendido antes, los que antes se han convertido de nuestra rebeldía, ésos la han encontrado menos. Porque no es patria la jaula de oro o de hierro, o de lo que sea, en que se han encerrado a descansar esperando a la muerte.

La lucidez de Unamuno nos da dos claves sobre la proyección de su grupo generacional: una, el abandono de su trayectoria inicial por algunos de sus componentes. Otra, el incumplimiento de los objetivos de partida, en lo cual don Miguel pecaba, sin duda, de pesimista. Pero ambas tienen el valor de contribuir a desmitificar la llamada generación del 98.
[...]
[...] Preferimos hablar de "grupo generacional del 98". Un grupo de jóvenes que se hacen cuestión de su país y de su tiempo en su totalidad [...]. Nos limitaremos, con criterio restrictivo, a los nombres de Unamuno, "Azorín", Baroja, Maeztu, Machado y, no sin dudas, de Valle-Inclán. Este grupo se define por una coincidencia más o menos grande, en el espacio histórico de un decenio, de localización geográfica, frecuentaciones sociales, influencias que recibe, actividades profesionales e intelectuales (que puede identificarse o no), inquietudes y, sobre todo, temática y enfoque de la misma.