
En estos días lo he terminado, releyendo el final con idea de asegurarme que no me pasaba por alto alguna cuestión trascendente. Realmente es un deliciosa lectura, mágica, con momentos sorprendentes y bien ambientada en la ciudad de Amsterdam en el siglo XVII, pero, a mi modo de ver, deja demasiado abiertas cuestiones fundamentales para la historia que nos cuenta, quizás por la intención de la autora de mantener el secreto hasta este extremo.