domingo, 6 de abril de 2025

Inés Martín Rodrigo: Otra versión de ti

Biografía: https://escriturayescritoresbiografias.blogspot.com/2025/04/ines-martin-rodrigo.html

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27/03/2025 - 06/04/2025

Cuando me dijiste que querías escribir un libro sobre tu madre, al escucharte verbalizar eso que seguramente llevabas rumiando mucho tiempo en silencio, no supe qué pensar y te alenté. Ahora, buscando alguna huella que pueda llevarme hasta ti, conducirme a donde estés, me he dado cuenta de que habías ido dejando pistas, incluso en las redes sociales. Este tuit, por ejemplo, es del 17 de abril de 2021:

Dentro de tres años tendré la misma
edad que mi madre tenía cuando
murió, y ahora tengo los años a los
que a ella le diagnosticaron el cáncer.
La recuerdo joven y preciosa. El
tiempo solo pasa para los vivos.
Nuestros muertos no envejecen.

Sí, ya entonces. Aunque, al ir acercándose a ese cumpleaños funesto, el de los cuarenta y uno, los años que tu madre tenía al fallecer, todo se fue enturbiando. Tu vida, claro, la nuestra. Pero también tu escritura.
Otro tuit, este del 22 de enero de 2024:

Una escribe sobre lo que conoce para
poder llegar a conocer lo que
desconoce.

¿Qué necesitabas saber sobre tu madre? ¿Qué desconocías? ¿Qué descubriste, de ella, de su enfermedad, de su padecimiento, que te ha hecho renunciar a la vida que tanto te ha costado construir? Me siento culpable, a veces. Podría haber intentado disuadirte cuando vi, porque lo vi, te vi, que cada día que trabajabas en ese proyecto ibas dando un paso más hacia el abismo. En cualquier caso, de nada hubiera servido. He llegado a la conclusión de que es un libro que llevas escribiendo desde aquel sábado 21 de junio de 1997. ¿Es así? Esa sería una frase muy tuya, mucho más que mía. Podría habértelo preguntado entonces. Lo hago ahora. Respóndeme, Candela.

Edición original: 2025
Comprado en La Botica de Lectores (21,90€)

★★★★★

El mismo día que salió a la venta el libro, lo compré en La Botica de Lectores de la Avenida República Argentina. Ya había visto que la autora vendría a la Biblioteca Infanta Elena a presentarlo, así que tenía una semana para poder leerlo. Pero no me esperaba que el libro me fuera a recordar tanto las despedidas que, en sus momentos, tuve de mi madre y, sobre todo, de mi padre. Me removía el sentimiento de orfandad que todos tenemos cuando perdemos a ambos progenitores. Así, leía en el tren por las mañanas, de camino al trabajo, con los ojos húmedos por las lágrimas, y me cortaba delante de mis compañeros de viaje, y tenía que dejarlo por vergüenza.

El día en que la autora hizo en la Biblioteca su presentación, a modo de diálogo con la profesora Lola Pons, hablaron de que vida y literatura son vasos comunicantes, que se influyen una a la otra. Disfruté con las palabras de ambas, en las que releía las páginas que ya habían pasado, y encontré que la historia aún me depararía nuevos alicientes. 

Al finalizar, cuando me acerqué a Martín Rodrigo para que me firmara la novela, me disculpé por no haberla terminado. Y cuando le expliqué que al leer se me venía a la cabeza y a los ojos el recuerdo de mi padre, de nuevo me emocioné y me afloraron las lágrimas. Ella me reconfortó diciendo que llorar es sano y que siguiera leyendo, porque todo terminaría con alegría. Me acuerdo, sí, recuerdo, que me dijo: "Si tú has llorado mientras lo leías, imagínate lo que he llorado yo mientras lo escribía".