Este libro se planteó como una lectura recomendable desde un Club de Lectores en el que participé durante un año. No terminábamos de decidirnos por él, porque aunque ninguno de los miembros del club lo había leído, sí habíamos oído malos comentarios. Se quedó siempre en el tintero, pues.
Así, que lo compré para leerlo en mejor ocasión. Lo busqué en edición de bolsillo, más económico por si no me gustase, y también más manejable para llevarlo de viaje o en la mochila para la piscina.
Lo he terminado hoy. Creo que ha sido la lectura más desagradable de todos los tiempos, porque en ocasiones me he sentido un imbécil que no lograba entender la genialidad de su autor, y en otras ocasiones me he sentido engañado porque en verdad no lograba decir nada coherente.
Las frases son muy cortas y lapidarias, como si sólo el autor supiese cuál es su verdadero significado, como si todo se diese por supuesto, y como si todo tuviese un mensaje implícito profundísimo; pero no logra despertar la curiosidad por desentrañar esos mensajes: más bien falta un hilo entre frases y frases, es como si no tuviera nada relación con nada... Uuuff, desesperante.