Entró luego el monstruo de Naturaleza, el gran Lope de Vega, y alzóse con la monarquía cómica. Avasalló y puso debajo de su jurisdicción a todos los farsantes; llenó el mundo de comedias propias, felices y bien sazonadas, y tantas, que pasan de diez mil pliegos [veinte mil hojas] los que tiene escritos, y todas, que es una de las mayores cosas que pueden decirse, las ha visto representar, u oído decir, por lo menos, que se han representado; y si algunos, que hay muchos, han querido entrar a la parte y gloria de sus trabajos, todos juntos no llegan en lo que han escrito ni a la mitad de lo que él solo.
Los testimonios de la fama de Lope son numerosísimos, hasta el punto de que se utilizó la frase "es de Lope" para ponderar un objeto de gran valor. Un estudiante italiano, que vivió en Salamanca durante cuatro años, anotó las comedias que vio durante su estancia. La media era de unas cincuenta por año, la inmensa mayoría de Lope de Vega. Y, en efecto, se conservan cerca de cuatrocientas comedias de las mil quinientas que se dice llegó a componer.
La tradición dramática
Cuando comienza a escribir sus obras, hacia 1580 -aunque él presume de haberlo hecho ya a los diez años-, conviven varias tradiciones dramáticas: las églogas y autos; el teatro clásico; la comedia nueva italiana; el teatro de colegio; y el teatro que se representaba en los corrales de comedias. Las tres últimas son las más importantes:
- La comedia nueva italiana adaptaba a los tiempos modernos los personajes y situaciones de las comedias latinas de Plauto y Terencio. Estaban escritas en prosa, en cinco actos. A esta tradición, aunque muy populista, pertenece el famoso representante y autor de entremeses Lope de Rueda.
- El teatro de universidades y colegios, en particular el de los jesuitas, con quienes estudió Lope y la mayor parte de los dramaturgos de la época, seguía las normas clásicas tanto en tragedias como en comedias. Habitualmente escritas en latín, podían incorporar pasajes en castellano con entremeses y escenas en verso con polimetría (variedad de estrofas). De este teatro procede, en gran medida, el de los corrales de comedias.
- El teatro representado en corrales de comedias y en casas particulares estaba escrito en cuatro actos y en polimetría. En general no se mantenían las unidades de tiempo, lugar y acción, salvo en las tragedias, que seguían el modelo de Séneca y se inspiraban en la tradición clásica o en la historia de España.
Naturalmente, Lope, que quería ser famoso y, además, ganar dinero, prefirió seguir la tradición de los corrales de comedias. Pronto, sin embargo, se topó con las críticas de los neoaristotélicos, es decir, de aquellos teóricos -y algún práctico, como Cervantes- que leían la Poética, de Aristóteles, a través del Arte Poética, de Horacio.
Los aristotélicos defendían como reglas a las que necesariamente debía ajustarse cualquier obra dramática las siguientes:
- Tajante distinción entre tragedia y comedia. La tragedia se caracterizaba por la acción -inicio feliz, final triste-; por los personajes sublimes como protagonistas -dioses, reyes y alta nobleza-; por el grado de realidad -el asunto tenía que ser histórico-; y por la forma -tenía que estar escrita en verso heroico-. En cambio, la acción de la comedia pasaba del conflicto a la felicidad final, habitualmente con boda; la condición social de los personajes tenía que ser media o baja; el asunto no debía ser histórico sino inventado; y la forma utilizada era la prosa, puesto que éste es el modo de expresión propio de la lengua coloquial.
- Tragedias y comedias tenían que estructurarse, de acuerdo con las normas de Horacio, en cinco actos y mantener las tres unidades: lugar, tiempo y acción.
- La finalidad de ambas es conseguir una enseñanza deleitable bien por medio del terror o de la risa: mezclar, en frase de Horacio, lo útil con lo dulce.
Dibujo de Comba representando el Teatro del Príncipe de Madrid, en el siglo XVII |
La defensa de Lope
Tras una práctica dramática muy dilatada, Lope expuso hacia 1606 su experiencia en el Arte nuevo de hacer comedias de este tiempo.
Compuesto en endecasílabos sueltos, el Arte nuevo no es tanto una preceptiva cuanto una serie de reflexiones sobre el estado de las comedias y de cómo le gustaría al propio autor que se compusieran. Y es, sobre todo, una defensa de la "nueva comedia" española frente a las críticas de los neoaristotélicos tanto españoles como extranjeros.
Los aspectos más importantes del Arte nuevo son los siguientes:
Tras una práctica dramática muy dilatada, Lope expuso hacia 1606 su experiencia en el Arte nuevo de hacer comedias de este tiempo.
Compuesto en endecasílabos sueltos, el Arte nuevo no es tanto una preceptiva cuanto una serie de reflexiones sobre el estado de las comedias y de cómo le gustaría al propio autor que se compusieran. Y es, sobre todo, una defensa de la "nueva comedia" española frente a las críticas de los neoaristotélicos tanto españoles como extranjeros.
Los aspectos más importantes del Arte nuevo son los siguientes:
- El gusto. Se admite, o se concede, que los clásicos siguen mejor las reglas de composición dramática, pero cada época es distinta y los gustos del público varían, tanto más, si tenemos presente el abigarrado público que asiste a los corrales.
- Los personajes. No importa que aparezcan reyes en las comedias y, por tanto, se pueden mezclar personajes trágicos y cómicos.
- Unidad de acción. Debe mantenerse, aunque Lope no siempre sigue este precepto y a veces recoge acciones distintas en una misma obra.
- Unidad de tiempo. Puede no respetarse, si bien se recomienda que la acción abarque el menor tiempo posible.
- Número de actos. La división será en tres actos de ocho hojas cada uno -unos tres mil versos-, lo que equivale a una duración de tres horas, incluyendo la representación de las piezas que acompañaban a la obra principal: la loa, el entremés y el baile.
- Métrica. Se ajusta a las situaciones, lo que le permite utilizar la tradición poética anterior que ya había prefijado los géneros o subgéneros de las estrofas:
Las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
aunque en octavas lucen por extremo.
Son los tercetos para cosas graves
y, para las de amor, las redondillas.
- Finalidad. La finalidad de la comedia es provocar el deleite en el público:
Como las paga el vulgo, es justo
hablarle en necio para darle gusto.
Tragicomedias y comedias
La tragedia en estado puro, con las exigencias de los aristotélicos, sólo había existido en el teatro de colegio y en latín. Algunos autores coetáneos de Lope intentaron mantener en lo posible esta poética, pero la tragedia desapareció prácticamente. Su lugar fue ocupado por la tragicomedia, término acuñado por Plauto en el Anfitrión, donde Júpiter puede aparecer en escenas cómicas con final feliz, y que utilizó también Rojas en la segunda redacción de La Celestina, que se cerraba con la muerte de los protagonistas principales.
En el teatro de Lope puede haber tragedias en cuanto al desarrollo de la acción -de la felicidad a la desdicha-, pero sus obras no cumplen las demás reglas que se consideraban insoslayables. Cuando Lope escribe El castigo sin venganza y le pone el marbete de tragedia, lo hace atendiendo al desarrollo de la acción, pero la obra no se corresponde con lo que se llama tragedia en la preceptiva clásica. Es una tragicomedia con desenlace trágico, como ocurre con El caballero de Olmedo o con Fuenteovejuna y Peribáñez. Estas últimas, además, no acaban con la muerte del héroe, sino con la de los antagonistas que han hecho todos los merecimientos para alcanzar ese final desastroso.
La comedia de Lope tampoco se ajustaba a las normas clásicas. Sus protagonistas son habitualmente reyes, altos nobles y caballeros. Estas obras son, en cuanto a los personajes, tragicomedias, pero comedias en cuanto al desenlace, que acaba en bodas, por lo general en tres: las de los protagonistas, los antagonistas y los criados.
Los personajes del teatro de Lope
Al basarse las tragicomedias -en la acepción de tragedias en el desenlace- en asuntos históricos, legendarios o míticos, sus personajes no se corresponden siempre con los de la comedia, pero no se da una división tajante. La comedia, en general, se desarrolla en un ambiente contemporáneo, sin reyes, aunque puedan aparecer monarcas ficticios situados en una época y lugar lejanos. La tipología es, sin embargo, muy parecida en ambos géneros. Los personajes más frecuentes son los siguientes:
Peribáñez y el comendador de Ocaña
- El rey, que en las tragicomedias impone la justicia final.
- El galán, que reúne todas las virtudes. Suele ser joven.
- La dama, con las mismas características que el galán.
- El antagonista, inferior al galán.
- Los criados de los tres personajes anteriores. Actúan de confidentes y son graciosos.
- El padre de la dama (la madre apenas aparece). Como padre es un hombre ejemplar.
La figura del donaire
Una de las aportaciones principales de Lope es la creación de la figura del donaire o gracioso. Frente al bobo del teatro anterior, el gracioso se caracteriza por ser ingenioso y, con frecuencia, el inventor de la traza para que el galán consiga el amor de la dama. Es el amigo y confidente de aquél y, en la mayoría de las ocasiones, el contrapunto en cuanto al carácter. Si el galán vive en un mundo artificial, idealista, el gracioso se mueve en la realidad cotidiana y se preocupa más de los placeres corporales que de los espirituales.
Las obras dramáticas
La Biblia, la mitología, la historia nacional o extranjera, las leyendas, las novelas, los romances, las canciones tradicionales -por las que Lope siente particular predilección- son las fuentes habituales de sus asuntos dramáticos. El amor y el honor son los motivos centrales en el desarrollo de la acción.
En la ingente producción dramática de Lope hay obras que ocupan un lugar privilegiado en la literatura española:
- Entre las obras que, a pesar de algunas escenas cómicas que rompen la tensión, se encuentran cercanas en espíritu a la tragedia clásica, destacan El caballero de Olmedo y El castigo sin venganza.
- Entre las tragicomedias hay un grupo que presenta en escena a labradores ricos que, a veces, se enfrentan a un comendador en defensa de su honra. Las más conocidas son Peribáñez y el comendador de Ocaña y Fuenteovejuna.
- De entre todas las comedias sobresalen Los locos de Valencia, La dama boba, Las bizarrías de Belisa y El perro del hortelano.
Peribáñez y el comendador de Ocaña
Un joven comendador se enamora de Casilda, recién casada con Peribáñez, campesino rico. La obra se cierra con la muerte del comendador -tras intentar violar a Casilda- a manos de Peribáñez, que es perdonado por los reyes.
Probablemente esta obra esté basada en un hecho histórico desconocido que circulaba en canciones, como parece presuponer el romance que se incluye en un momento clave de la obra:
La mujer de Peribáñez
hermosa es a maravilla;
el comendador de Ocaña
de amores la requería.
La mujer es virtuosa
cuando hermosa y cuanto linda;
mientras Pedro está en Toledo
de esta suerte repetía:
"Más quiero yo a Peribáñez
con su capa la pardilla,
que no a vos, Comendador,
con la vuesa guarnecida".
Fuenteovejuna
Esta obra se basa en un suceso histórico que dio lugar a la expresión "Fuenteovejuna, todos a una". En 1476, ante los abusos del comendador Fernán Gómez, todo el pueblo de Fuenteovejuna se levantó contra él, matándolo atrozmente. En el interrogatorio que se realizó posteriormente todos contestaron que el autor de la muerte había sido Fuenteovejuna.
¿Quién mató al comendador?
Fuenteovejuna, señor.
Ante la determinación del pueblo, Fernando el Católico decidió no concluir la causa.
El caballero de Olmedo
En esta obra se relata la pasión amorosa de doña Inés, vecina del pueblo de Medina, en Valladolid, y de don Alonso, caballero de Olmedo. La obra acaba trágicamente con el asesinato de don Alonso llevado a cabo por su rival amoroso.
El suceso es histórico y dio lugar a la siguiente canción, que es la fuente de la obra:
Que de noche le mataron
al caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
Sombras le avisaron
que no saliese,
y le aconsejaron
que no se fuese
el caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
Una "acción en prosa"
Ya anciano, Lope compuso una de sus obras más extraordinarias: La Dorotea. Se trata de una obra escrita en prosa y en cinco actos para ser leída, como La Celestina, en la que se inspira. Lope rememora en ella los amores juveniles con Elena Osorio, bajo los pseudónimos de Fernando y Dorotea. En pocas ocasiones se han fusionado de tal manera vida y literatura.
Estilo
Lope defendió siempre una lengua literaria que se ajustara a los temas y géneros, según fueran pasajes épicos, líricos o dramáticos; esto es, una lengua ajustada a la teoría de los estilos, sublime, medio o bajo, aunque en el teatro, según los personajes y la situación, se utilizan todos.
En sus polémicas con los culteranos -Góngora decía de él que era "con razón Vega por lo siempre llano"-, atacó desde una estética más renacentista la oscuridad motivada por la acumulación de metáforas, de cultismos y de construcciones latinizantes. La claridad que defendió Lope es, sin embargo, de raíces cultas tanto en la lengua como en el sutil uso de los conceptos.
¿Quién mató al comendador?
Fuenteovejuna, señor.
Ante la determinación del pueblo, Fernando el Católico decidió no concluir la causa.
El caballero de Olmedo
En esta obra se relata la pasión amorosa de doña Inés, vecina del pueblo de Medina, en Valladolid, y de don Alonso, caballero de Olmedo. La obra acaba trágicamente con el asesinato de don Alonso llevado a cabo por su rival amoroso.
El suceso es histórico y dio lugar a la siguiente canción, que es la fuente de la obra:
Que de noche le mataron
al caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
Sombras le avisaron
que no saliese,
y le aconsejaron
que no se fuese
el caballero,
la gala de Medina,
la flor de Olmedo.
Una "acción en prosa"
Ya anciano, Lope compuso una de sus obras más extraordinarias: La Dorotea. Se trata de una obra escrita en prosa y en cinco actos para ser leída, como La Celestina, en la que se inspira. Lope rememora en ella los amores juveniles con Elena Osorio, bajo los pseudónimos de Fernando y Dorotea. En pocas ocasiones se han fusionado de tal manera vida y literatura.
Estilo
Lope defendió siempre una lengua literaria que se ajustara a los temas y géneros, según fueran pasajes épicos, líricos o dramáticos; esto es, una lengua ajustada a la teoría de los estilos, sublime, medio o bajo, aunque en el teatro, según los personajes y la situación, se utilizan todos.
En sus polémicas con los culteranos -Góngora decía de él que era "con razón Vega por lo siempre llano"-, atacó desde una estética más renacentista la oscuridad motivada por la acumulación de metáforas, de cultismos y de construcciones latinizantes. La claridad que defendió Lope es, sin embargo, de raíces cultas tanto en la lengua como en el sutil uso de los conceptos.