Justamente al terminar de leer La princesa de hielo, de Camilla Läckberg, tuvimos una reunión de amigos y les recomendé su lectura. Y una de mis amigas me dijo que si me gustaban las historias de misterio, que leyera No puedo olvidar tu rostro, de Mary Higgins Clark. Este género narrativo no es precisamente de mi devoción, pero como resultaba que este libro lo tenía en casa, me lo apunté. Fue un regalo que me hizo mi cuñada hace ya varios años.
Así, he estado entretenido estas últimas semanas con sus páginas. Comienza planteando una situación enigmática interesante, pero poco a poco se va llenando de diferentes historias cruzadas y de muchos personajes secundarios que despistan bastante. Cuando todo este engranaje va tomando forma, el misterio inicial se queda en un segundo plano y todo se centra en cuestiones de luchas de poder por parte de las instituciones de justicia. Jueces, fiscales y abogados procuran mantener sus estructuras y sus posiciones políticas, aún a costa de que precisamente no sea la justicia lo que prevalezca.