Biografía: https://escriturayescritoresbiografias.blogspot.com/2024/12/carla-montero.html
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14/12/2024 - 31/12/2024EL JARDÍN DE LAS MUJERES VERELLI
Era cierto. Hubo un tiempo, previo a empezar la universidad, cuando aún vivía con Nonna, que disfrutaba encerrándome con mi abuela en la cocina, contemplándola preparar decenas de platos deliciosos con soltura y maestría, escuchándola relatar los trucos e historias que había detrás de cada receta, hasta que finalmente yo misma acababa metida entre fogones con las manos pringosas.
Un timbrazo me sacó de mi ensimismamiento, de mi infancia lejana y de la cocina de Nonna y me devolvió a la mía propia, que entonces se me antojó fría y solitaria.
me dirigí a la puerta a recibir a mi hermano. Lo estaba esperando, sólo hacía unos minutos que le había comunicado por teléfono el asunto del embarazo. En cuanto lo tuve delante, me abracé a él sin mediar palabra.
–Esto es una mierda... –renegué al cabo con la cara hundida en jersey–. Todo es una mierda... ¿Qué más puede pasar?
–He traído un montón de ingredientes para hacer un pastel de chocolate. El chocolate es el mejor antidepresivo –me aseguró cuando le miré con los ojos enrojecidos y poca confianza en el remedio–. Gia, no se trata de una enfermedad terminal. Es un embarazo y, pase lo que pase, todo tiene remedio.
Carlo empezó a vaciar sobre la isla de la cocina las bolsas que cargaba. Enseguida dispuso los ingredientes y los utensilios para preparar el pastel, encendió el horno para precalentarlo y me pidió que le ayudara cortando el chocolate, en tanto que él montaba unas claras a punto de nieve.
Me concentré en la tarea de hacer pedacitos una tableta con un cuchillo.
–Pau quiere que aborte –anuncié sin dejar de cortar.
El cuchillo daba golpes sobre la tabla de madera y el chocolate empezaba a desprender un delicioso aroma al romperse.
Un timbrazo me sacó de mi ensimismamiento, de mi infancia lejana y de la cocina de Nonna y me devolvió a la mía propia, que entonces se me antojó fría y solitaria.
me dirigí a la puerta a recibir a mi hermano. Lo estaba esperando, sólo hacía unos minutos que le había comunicado por teléfono el asunto del embarazo. En cuanto lo tuve delante, me abracé a él sin mediar palabra.
–Esto es una mierda... –renegué al cabo con la cara hundida en jersey–. Todo es una mierda... ¿Qué más puede pasar?
–He traído un montón de ingredientes para hacer un pastel de chocolate. El chocolate es el mejor antidepresivo –me aseguró cuando le miré con los ojos enrojecidos y poca confianza en el remedio–. Gia, no se trata de una enfermedad terminal. Es un embarazo y, pase lo que pase, todo tiene remedio.
Carlo empezó a vaciar sobre la isla de la cocina las bolsas que cargaba. Enseguida dispuso los ingredientes y los utensilios para preparar el pastel, encendió el horno para precalentarlo y me pidió que le ayudara cortando el chocolate, en tanto que él montaba unas claras a punto de nieve.
Me concentré en la tarea de hacer pedacitos una tableta con un cuchillo.
–Pau quiere que aborte –anuncié sin dejar de cortar.
El cuchillo daba golpes sobre la tabla de madera y el chocolate empezaba a desprender un delicioso aroma al romperse.
Edición original: 2019
Comprado en edición digital en casadellibro.com 1,89€
Comprado en edición digital en casadellibro.com 1,89€
★★★★★
Después de leer La tabla esmeralda, no tuve ninguna duda en comprar esta novela cuando la encontré en casadellibro.com, en una promoción de ebooks. Me ha gustado más que la primera; aunque parece una historia sencilla, nos regala una lección enorme: la de que todos podemos empezar de nuevo, contar con otra oportunidad, aunque sintamos el tambaleo de que todo nos sale mal y que no merecemos ningún perdón. Y además nos lo dice con un bonito estilo lleno de sentimientos y personajes cercanos.