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AUSCHWITZ, ÚLTIMA PARADA
Hans se puso a llorar. No era un llanto rabioso como de niño cuando no conseguía lo que quería, sino que era un llanto más bien tranquilo que, por así decirlo, surgía de manera natural. Ahora no había ninguna tormenta en su interior, lo que pasaba era que le embargaba la tristeza y las lágrimas fluían por sí solas, aunque por suerte se encontraba cansado, extenuado. Ni siquiera se enjugaba ya las lágrimas, ya no sentía que estaba llorando y la llama de conciencia fue apagándose despacio.
En el campo de concentración una persona experimenta muchas horas felices a diario. Es entonces cuando se le apagan los focos, cuando se desconecta la corriente y se cortan los alambres. Es entonces cuando el alma puede liberarse del cuerpo cansado y dolorido. En el reino donde entra el Häftling por la noche no hay ningún SS, ningún Blockälteste y ningún Kapo, allí solo hay un soberano: el gran anhelo; allí solo hay una ley: la libertad.
La vida es un movimiento circular y consta de dos períodos: del gong de la mañana hasta el gong de la noche y del gong de la noche hasta el gong de la mañana, y, cuando suena el gong de la mañana, los sentidos cobran vida y encadenan el alma: el paraíso se ha terminado.
Primera edición original de 1946
Edición para eBook de 2019
Comprado en casadellibro.com (1,99€)
★★★★★
He estrenado mi nuevo libro electrónico con esta novela de Eddy de Wind. La compré en una promoción de La Casa del Libro en 2021, cuando estaba por entonces estudiando otros trabajos etnográficos sobre los campos de concentración en Alemania en la IIª Guerra Mundial. Ahora he estado unos días en Nuremberg y me he llevado esta historia para el avión y para las esperas en el aeropuerto.
En un primer momento, me encontraba con una lectura complicada: había párrafos que no entendía bien, y no sabía si eran errores de la edición digital o debidos a la traducción. Por otro lado, tampoco veía que aportara algo diferente a lo que ya había leído (Primo Levi o Viktor Frankl). Hasta que llegué a la última parte de la narración, cuando los rusos ya han entrado en Cracovia y todo en Auschwitz apuntaba a una liberación. En esta última parte, De Wind nos cuenta cómo los alemanes convencen a los prisioneros para abandonar el campo e iniciar lo que después se llamó la "marcha de la muerte", esto es, hileras de supervivientes que marchaban por carreteras nevadas, sin ningún destino cierto y desplomándose en las cunetas, donde encontraban el final, debido a sus escasas energías y al frío. Sólo aquellos que decidieron quedarse en Auschwitz o los que volvieron exhaustos a entrar de nuevo bajo sus puertas, son los que sobrevivieron.
Y lo mejor ha sido el final de la edición: en primer lugar, las notas del autor, donde se recoge su historia y cómo escribe Auschwitz, última parada, y las anotaciones del traductor, donde nos explica cómo ha optado por dejar aquellas frases que no estaban bien estructuradas, para dejar intactos la frescura y el estado emocional de De Wind cuando lo escribió.