Dicho esto, meterse con el ordenador en la web podría ser ese entretenimiento de esas noches.
Y podremos encontrar muchas cosas.
Esta novela gira en torno a esas relaciones virtuales, amistosas, que establecemos por internet. No sabemos nada de quien está al otro lado, pero podríamos intimar con él/ella, dependiendo, claro, de lo que queramos contar. O incluso podremos mostrarnos verdaderamente como somos, más incluso que con los que nos rodean día a día en el mundo no virtual, esto es, en la pura vida. O hablaremos con ellos/ellas de lo que en verdad nos preocupa, o lo que verdaderamente más nos interesa.
Todo esto daría que pensar esta novela. Aparentemente cuenta una relación de amor mediante el envío constante de correos electrónicos. Pero es algo más: es jugar al anonimato; es fantasear sobre alguien a quien no conozco, y a quien, precisamente por eso, le cuento lo inconfesable; son los celos que llegamos a sentir en un foro de debate virtual...
La he tenido muchas veces en la mano en las librerías, y como me pasa tantas veces, no me decidía. Un día encontré la solución: sacarla de la biblioteca pública, y si no me gustase, no perdería dinero. Así lo he hecho, y la verdad, creo que he hecho bien, porque el libro me ha gustado más por lo que podría haber sido y por lo que tiene de interesante en cuanto a la reflexión sobre esas relaciones virtuales, que por lo que en sí mismo cuenta. Le pongo una pega a su final: son los personajes, con sus emails, los que deberían haber zanjado la historia.