sábado, 22 de noviembre de 2014

Lengua oral espontánea y lengua oral planificada

Al estudiar las características de la lengua oral frente a la lengua escrita, vemos cómo el hablante suele improvisar mientras que el escritor dispone de mayor tranquilidad para producir sus mensajes. Sin embargo, la capacidad de improvisación está determinada por el nivel cultural del hablante. Así, aquellos hablantes familiarizados con la escritura, aquellos que pasan gran parte de su vida produciendo o leyendo textos, son capaces de improvisar mensajes orales con recursos propios de la lengua escrita.
Otro factor que determina el grado de improvisación del hablante es el tipo de discurso que utiliza. No es lo mismo intervenir en una conversación, por ejemplo, que en un coloquio o en un debate. Estas diferencias nos permiten distinguir dos posibles usos de la lengua oral: uso espontáneo y uso planificado.

1. Uso oral espontáneo
El uso espontáneo de la lengua oral está determinado por el grado de improvisación que emplea el hablante, así como por la adopción intuitiva de las convenciones sociales que rigen el acto conversacional.

 La conversación 
Aunque la improvisación se utiliza en diversos tipos de discurso oral (sermón, arenga, conferencia...), donde más comúnmente aparece es en la conversación. Este proceso primigenio de intercambio verbal es la base de la comunicación humana; establece las relaciones en las que los hablantes comparten, negocian, acuerdan, discuten, se divierten, etc. La conversación puede tener carácter informativo, pero su función más destacada es establecer relaciones sociales: constituye, por tanto, la actividad básica mediante la que se configuran las culturas de las sociedades humanas.

 La actuación conversacional 
No vamos a insistir en los rasgos lingüísticos y extralingüísticos que se producen cuando el hablante interviene en una conversación. Sí parece útil, sin embargo, reparar en la actuación comunicativa, pues, si ésta es adecuada, contribuye a una mayor armonía en las relaciones humanas.
La actuación de los hablantes en una conversación debe estar regida por el principio de colaboración. No se trata de normas lingüísticas, sino de unas condiciones que se espera sepan respetar los interlocutores. Por ejemplo, no proporcionar más información de la necesaria, no mentir, ceñirse al tema que se está tratando, presentar ordenadamente las ideas, usar la lengua con claridad, brevedad y corrección, etc.
Estrechamente ligados al principio de colaboración intervienen otros factores que, aunque no exclusivos de la conversación, sí se originan en ella: los turnos de palabra y la cortesía verbal.
En la conversación, el turno de palabra no está sometido a leyes estrictas: más bien obedece a pautas de comportamiento que dependen de las intenciones y de los modales de los hablantes. La solicitud, conversación y cesión del turno de palabra se relacionan estrechamente con el concepto de cortesía verbal, entendiendo por tal el conjunto de estrategias conversacionales (piropos, ruegos, eufemismos y alusiones indirectas en general) destinadas a evitar o mitigar los conflictos humanos. Dichas estrategias, por ser convencionales, varían de una cultura a otra.

2. Uso oral planificado
El hablante se encuentra a veces en situaciones que le permiten preparar su alocución: dispone de más tiempo que cuando conversa para pensar y ordenar las ideas, así como para seleccionar las formas expresivas adecuadas a sus intenciones. A veces, la situación permite incluso que el hablante realice estas operaciones con el apoyo de la lengua escrita (notas, guiones o esquemas). Por otra parte, las normas para ceder el turno de palabra, el principio de colaboración o la cortesía verbal, se presentan más formalizadas en estas situaciones de comunicación oral, por lo que es más fácil regularlas. En tales casos, se dice que se produce un uso planificado de la lengua oral.
Son diversas las formas de las que dispone el hablante para desarrollar el uso oral planificado: el discurso, la narración oral, el coloquio y el debate.

 El discurso 
El discurso es un razonamiento o una exposición oral sobre algún tema que se pronuncia en público. Se trata de un acto de habla unilateral, es decir, del hablante para los oyentes, sin que éstos puedan replicar. Los oyentes del discurso son, por tanto, un receptor colectivo pasivo que interviene, si acaso, aprobando o desaprobando mediante asentimientos, aplausos, reprobaciones o abucheos.

Discurso de Malala Yousafzai en la ONU, defendiendo
el derecho a la educación para la mujer.
El discurso alcanza su grado máximo de planificación cuando el hablante escribe previamente su intervención y se limita a leerla; en tales casos, el texto participa de las características de la lengua escrita, aunque esté pensado para la representación oral.
Dependiendo de la intención comunicativa se pueden distinguir distintos tipos de discurso:
- la arenga, discurso de contenido militar o político que pretende una reacción inmediata de los oyentes; lo pronuncia, por ejemplo, un general a sus soldados momentos antes de la lucha, o un líder político que pide el voto en un mitin.
- el sermón, discurso moral que aconseja sobre los bueno o lo malo, según los principios de una doctrina.
- la conferencia, disertación sobre un tema, normalmente de carácter cultural; cuando desarrolla un contenido académico se emplea el nombre de ponencia (se lee ante un auditorio y después se publica por escrito).
- el discurso protocolario, texto que se pronuncia en actos solemnes (investiduras académicas, entregas de premios...); forma parte de los ritos sociales destinados a fomentar la cultura y el entendimiento entre los hombres, normalmente textos leídos con la característica principal de la cortesía verbal.

 La narración oral 
La narración oral se produce cuando un hablante refiere una serie continuada de acontecimientos. Puede surgir en la conversación, pero cuando se planifica se encuentra principalmente en algunos medios de comunicación de masas: en la radio o, acompañada de imágenes, en la televisión. En estos medios la narración oral es casi siempre narración periodística: se redacta previamente a su emisión, por lo que participa de las características de la lengua escrita y, dentro de ella, de los rasgos específicos del lenguaje periodístico. Como tal narración periodística puede tratarse en diversos géneros: noticia, comentario de opinión, reportaje, crítica, crónica, entrevista, etc.

 Las formas conversacionales: el coloquio y el debate 
El coloquio y el debate son actos comunicativos multilaterales en los que algún oyente pasa a ser hablante en un momento determinado. Estas fórmulas reproducen el esquema de la conversación; sin embargo, y a diferencia de ésta, el coloquio o el debate están estrictamente reglamentados, por lo que suelen contar con un moderador que concede, según un orden pactado previamente, los turnos de palabra y vigila que las intervenciones se ajusten a las normas básicas de cortesía.
La diferencia entre coloquio y debate está marcada por la intención comunicativa: el coloquio es un diálogo formalizado que trata un tema en torno al cual giran las intervenciones de los participantes, que aportan informaciones y opiniones desde diversos puntos de vista. Su objetivo es contrastar ideas y obtener conclusiones. Una variedad entre el coloquio y la conversación es la tertulia, cuya amplitud temática propicia el cultivo de la amistad y el juego verbal entre los participantes. En la actualidad están consiguiendo gran divulgación las tertulias radiofónicas o televisivas, que comentan la actualidad socio-política y pretenden generar un estado de opinión entre la audiencia.
El debate es una forma dialéctica de mostrar las ideas: cada participante expone una tesis que defiende con argumentos y que es contraria al resto de las tesis que se discuten. Se pretende encender la polémica, por lo que rara vez las partes enfrentadas llegan a un acuerdo. El objetivo del hablante en el debate es persuadir a la audiencia (el verdadero receptor) con su alarde verbal. La audiencia, a su vez, se beneficia del conocimiento, de los detalles argumentativos y de los distintos puntos de vista de los debatientes.