Biografía: https://escriturayescritoresbiografias.blogspot.com/2024/08/isabel-allende.html
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18/06/2025 - 30/06/2025Valparaíso era el puerto más importante del Pacífico, solo comparable a San Francisco, el emporio donde se almacenaban los productos chilenos para el comercio con el mundo, metales, cueros, lana, madera, trigo. Desde temprano el puerto hervía con el incesante ir y venir de marineros, estibadores, vendedores, carretones y gentes de todas clases, desde damas y caballeros a la moda, hasta mendigos andrajosos. Nunca he visto tantos perros y mulas. Ni tantos soldados. Valparaíso y los alrededores se habían convertido en un campamento militar, pero allí no se notaba la euforia guerrera que había visto en el norte.
El jefe de la Legación de Estados Unidos, Patrick Egan, estaba esperando a nuestro vapor en el muelle, porque éramos varios norteamericanos a bordo, la mayoría con sus familias, incluso un par de delegados del Departamento de Estado. Me señalaron a Egan de lejos y, abriéndome paso en la muchedumbre abigarrada del muelle, sin perder de vista al muchacho que cargaba mi escaso equipaje, me acerqué.
—Ministro, soy corresponsal del diario Examiner de California —me presenté.
—¿Usted? ¿Mandaron a una mujer?
—No es usted el primero en notarlo, señor —le dije.
Egan resultó ser un tipo fascinante. Su corta estatura no restaba nada a su imponente presencia. Tenía cincuenta y cuatro años, pelo y bigote canosos, una manera enfática de hablar que no daba lugar al diálogo. Me habían dicho que era imprudente y colérico, de diplomático tenía muy poco, su verdadera naturaleza era de activista y revolucionario. A pesar de los años desafiando a Gran Bretaña y su vertiginosa carrera política, se había dado tiempo para tener catorce hijos, de los cuales nueve habían sobrevivido. Compadecí a su esposa.
Como casi todos los hombres que conocí, Egan me desdeñaba como periodista, pero se interesó por mí de forma casi paternal. Decidió que no eran tiempos para que una joven anduviera sola e insistió en que viajara en su vagón especial hasta Santiago.
—Venga a verme cuando quiera. Mi esposa tendrá el gusto de presentarla en la buena sociedad —me dijo.
Edición original: 2025
Edición digital para eBook
★★★★★
Cuando las librerías se llenaron con esta novela, me acordé de lo mucho que me gustó el verano pasado El amante japonés y decidí buscarlo en formato EPUB para leerlo en mi eBooK. Todo el libro recuerda a Allende: las mujeres aventureras, las emigraciones en el continente americano, la naturaleza salvaje... El principio y el final son espectaculares, pero le he dado tres estrellas porque los capítulos de la guerra civil chilena de 1891 se me han hecho largos.
Y sobre todo me gustó la presentación del personaje principal y la justificación de su nombre, que da sentido al título del libro. Ya lo he recomendado a otros amigos y me veo buscando nuevas lecturas de esta autora.