domingo, 12 de abril de 2009

Romance de la Pena Negra

¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
¡Qué pena tan grande! Corro
mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache, carne y ropa.
¡Ay mis camisas de hilo!
¡Ay mis muslos de amapola!

Dice Federico: "La pena de Soledad Montoya es la raíz del pueblo andaluz. No es angustia porque con pena se puede reír, ni es un dolor que ciega puesto que jamás produce llanto; es un ansia sin objeto, es un amor agudo a nada, con una seguridad de que la muerte, preocupación perenne de Andalucía, está respirando detrás de la puerta."
Soledad no experimenta la pena: es la pena negra, es la mitificación del gran tema de la obra lorquiana.