sábado, 10 de octubre de 2015

Los dialectos meridionales del español peninsular

El antiguo castellano se extendió hacia el sur peninsular durante la época de la Reconquista. Ya en el siglo XV, y sobre todo a partir del XVI, el español llega a Canarias, desde donde se extenderá por la América española. A todas estas modalidades, o dialectos, de la misma lengua es a lo que los especialistas llaman español meridional, o dialectos meridionales del español, sobre todo porque poseen numerosos rasgos comunes.

1. Características comunes de los dialectos meridionales
Las fundamentales son las que exponemos a continuación:
- Seseo, es decir, pronunciación de z y de c ante e, i como s (resibir por recibir).
- Aspiración de -s final ante consonante o ante pausa (míhmo por mismo; pérroh por perros).
- Yeísmo, o pronunciación de ll como y (beyo por bello).
- Cambios de r y l en posición implosiva (cuelpo por cuerpo; arma por alma).
- Pérdida de -d- intervocálica o ante -r (sentío por sentido).
Aunque, como hemos dicho, todos los dialectos meridionales presentan en mayor o menor medida estas características, cada uno de ellos posee, además, otros rasgos.

2. El andaluz
El andaluz es el producto de la evolución del castellano en las tierras meridionales de la península desde el siglo XIII, época de las primeras colonizaciones cristianas, hasta principios del siglo XVI. Como características fundamentales, además de las propias de los dialectos meridionales (seseo, aspiración de -s final...), cabe citar las siguientes:
- Distinción del plural en sustantivos y adjetivos mediante la abertura de la vocal. El andaluz cierra la vocal final y, en general, todas las vocales de la palabra si ésta es singular (perro), mientras que abre la vocal final y, en general, todas las vocales de la palabra si es plural (pérroh).
- Mayor riqueza de timbre vocálico que el castellano, como consecuencia de lo anterior. En andaluz existen, además de i, u, tres vocales cerradas (a, e, o) y tres vocales abiertas (a, e, o).
- Aspiración de h- inicial (jarto por harto).
- Ceceo en algunas zonas de Andalucía, esto es, pronunciación de s como c ante e, i (cilla por silla).
El léxico andaluz muestra abundancia de arcaísmos (afuciar, ofender; casapuerta, zaguán; de juro, ciertamente), mozarabismos (cauchil, registro de agua), arabismos (aljofar, fregar), restos aragoneses y levantinos (falsa, desván;
baladre, adelfa) y numerosas creaciones populares (fuguillas, persona vivaracha que se enfada fácilmente; cañear, tomar cañas).
En la sintaxis no aparece, más que en casos aislados, el leísmo (le, les, por lo, los).

3. El canario
Tras la conquista de las Islas Canarias en el siglo XV, se pobló el territorio desde Andalucía, de manera que el fondo patrimonial idiomático canario posee los rasgos meridionales que ya se han descrito. Además, pueden añadirse las siguientes características:
- Aspiración de -s final de sílaba o de palabra (áhco por asco).
- Presencia de un yeísmo articulado como mediopalatal, algo distinto, por tanto, al del andaluz (cayar por callar).
En cuanto a la morfología, en canario ha desaparecido la forma vosotros en favor de ustedes (tú tienes/ustedes tienen), rasgo presente en el andaluz, si bien no tan generalizado. También es destacable el uso del verbo ser con valores intransitivos (soy nacida en...).
El léxico canario muestra influjos varios, debidos tanto a los antiguos moradores de las islas, los guanches (gofio, alimento canario; baifo, cabrito), como a los que por allí pasaron a lo largo de los siglos: gallego-portugueses (andoriña, golondrina; bucio, caracol marino; jeito, maña, habilidad), leoneses (bago, grano de uva; sachar, cavar), andaluces (burgado, caracol; casapuerta, zaguán), americanos (cucuyo, luciérnaga; guagua, autobús). Aparecen, igualmente, arcaismos castellanos (gago, tartamudo; asmado, asustado). El canario, en su léxico, como el español de América, está influido por el habla marinera, de ahí expresiones como bígaro por "enclenque" o ser de la raya verde para afuera por "forastero".

4. Extremeño y murciano
El extremeño posee, junto a algunas de las características meridionales (yeísmo, seseo), un fuerte influjo del leonés, por ejemplo, en el cierre de las vocales finales (abaju por abajo).
El murciano, que además de hablarse en Murcia se extiende por tierras de Alicante, por el nordeste de Jaén y Granada y por el norte de Almería, presenta rasgos meridionales (yeísmo, seseo) junto a una fuerte influencia aragonesa y valenciana. Algunas de sus características fundamentales son el mantenimiento de ciertas consonantes oclusivas sordas intervocálicas (acachar por agachar) y la palatalización de la l- inicial (llampar por lampar).

5. El judeo-español o sefardí
Se conoce como judeo-español o sefardí el español que los judíos expulsados de España en el siglo XV llevaron a otras tierras. Estos judíos, que se referían a España como Sefarad, se extendieron en su diáspora por diversos lugares (Bosnia, Serbia, Grecia, Palestina, Marruecos); ya en época moderna y tras el establecimiento del estado de Israel, muchos de ellos se establecieron allí y crearon una importante e influyente colonia. De forma general, puede decirse que las características de este dialecto son las mismas que poseía el español a finales del siglo XV, esto es, las del castellano que describe Nebrija en su Gramática.