viernes, 18 de septiembre de 2015

El español actual

1. Castellano o español: cuestión de nombre
La denominación de nuestro idioma no es un asunto nuevo, sino que se remonta a la época en que España se convierte en un estado moderno. A partir del siglo XVI se prefirió el nombre de lengua española al de lengua castellana, en primer lugar porque se refería al idioma de una nación recién unificada y, en segundo lugar, porque dentro de España ni aragoneses ni andaluces se sentían partícipes del adjetivo castellano y sí de español.
Desde su fundación, la Real Academia de la Lengua prefirió el calificativo castellano, pero en 1923 optó por denominar al idioma español. La Constitución de 1978 se refiere a él como castellano; en algunos países de Hispanoamérica lo llaman castellano, en otros español, e incluso idioma nacional. No existe, en fin, unanimidad.
A veces en España se prefiere el término castellano si se habla de todas las lenguas del Estado (castellano-catalán-gallego-vasco) y español si se compara con las lenguas de otros países.
En cualquier caso, no debería ser más que una cuestión de nombre: puede hablarse de español o de castellano, indistintamente.

2. El español actual y las convenciones ortográficas
El sistema fonológico español consta de veinticuatro fonemas ordenados en dos subsistemas, el vocálico y el consonántico, cuya representación viene dada por medio de veintisiete letras. A simple vista puede observarse que prácticamente existe una letra por cada fonema. Aunque esto no sea exacto, sí es bastante aproximado, como veremos a continuación:

- El español posee cinco vocales que se representan con otras tantas letras: a, e, i, o, u. La letra y tiene valor vocálico al final de palabra (rey) o cuando va sola (conjunción y).
- Existen diecinueve fonemas consonánticos y sus equivalentes gráficos son los que siguen:
  • b, v, equivalen en la escritura a un mismo fonema, el bilabial oclusivo sonoro (basto, vasto; baca, vaca); también representa a este fonema la w en vocablos de origen germánico (Wenceslao, Wagner, Wamba).
  • c ante -e,-i, al igual que z a final de sílaba o ante -a, -o, -u, representa gráficamente el fonema interdental fricativo sordo (cesta, cima; zarza, zorro, zumo).
  • c ante -a-o-u, al igual que qu ante -e,-i, y también la letra k, representan el fonema velar oclusivo sordo (caso, cosa, curso; queso, quiso; kilo).
  • c seguida de h (ch) equivale al fonema palatal africado sordo (chato).
  • d equivale siempre al fonema dental oclusivo sonoro (dedo).
  • f representa siempre el fonema labiodental fricativo sordo (falso; feo; fino).
  • g delante de -e, -i, representa, al igual que j, el fonema velar fricativo sordo (general, gimnasio; jota, jerga, jarra).
  • g unida a u en las combinaciones gue, gui, o delante de -a-o-u, equivale al fonema velar oclusivo sonoro (guerra, guiso; ganso, gorra, guapo); también representa a las combinaciones gua, güi la w en vocablos de origen inglés (Washington).
  • la h aislada es muda (hacer, rehacer).
  • l sola equivale al fonema líquido alveolar lateral (lado, alto); combinada con otra l (ll) equivale al fonema líquido lateral palatal (llama, hallé).
  • m equivale al fonema nasal bilabial (amo); n equivale al nasal alveolar (nota); y ñ al nasal palatal (paño).
  • p siempre representa al fonema bilabial oclusivo sordo (punto).
  • dos r (rr), o una r al principio de palabra o detrás de l o de n, equivalen al fonema líquido alveolar vibrante múltiple (carro, reto, alrededor, sonríe).
  • una r en los casos no indicados antes equivale al fonema líquido alveolar vibrante simple (era, brazo, cantar).
  • s equivale al fonema alveolar fricativo sordo (casa, asno).
  • t representa al fonema dental oclusivo sordo (tapa, ente).
  • y equivale, siempre que no represente vocal, al fonema palatal africado sonoro (ya, buyó).
  • la letra x representa dos fonemas unidos: equivale en la escritura a la combinación ks, aunque a veces se pronuncia como s (éxito, extenso).