miércoles, 2 de mayo de 2012

El Renacimiento

El nacimiento de Venus, de Sandro Botticelli,
pintado entre 1482 y 1484, es una de las pinturas más
 representativas del Renacimiento.
El Renacimiento fue un movimiento ideológico, artístico y literario que se gestó en Italia a finales de la Edad Media y desde allí se extendió a Europa propiciado por la invención de un instrumento que favoreció la difusión rápida de las ideas: la imprenta. Aunque carece de límites temporales precisos, el Renacimiento se identifica en España con el siglo XVI.
Los renacentistas consideraban la Edad Media como un período de oscuridad entre dos épocas culturalmente esplendorosas: la antigüedad grecolatina y la suya propia. De ahí el nombre de Renacimiento (renacer, volver a nacer) que dieron a su época.
La base ideológica del Renacimiento fue el redescubrimiento y valoración de la antigüedad clásica grecolatina. Y por eso este movimiento surgió de la mano de los humanistas precisamente en Italia, donde las ruinas arquitectónicas del antiguo Imperio Romano permanecían como testigos mudos de un pasado de esplendor.


El humanismo
El humanismo es un movimiento cultural que valora al ser humano por encima de todas las cosas. Su origen está en el conocimiento de las obras filosóficas y literarias griegas y latinas, que fueron estudiadas en profundidad y dadas a conocer por los humanistas.
El humanismo supuso una revolución, un cambio profundo en la concepción del mundo y de la vida. En efecto, el ser humano dejó de ser considerado como un peregrino en la tierra y se convirtió en centro del universo y medida de todas las cosas. Se valoraron, por consiguiente, tanto su inteligencia y su espíritu como su cuerpo, de acuerdo con la máxima clásica "mente sana en un cuerpo sano", al tiempo que se exaltaba la vida como un valor en sí mismo.
La valoración del ser humano no impidió que los humanistas se ocuparan de la religión y dedicaran sus esfuerzos al estudio de las fuentes originales del cristianismo.
Martín Lutero (1483-1546)
El análisis de los textos bíblicos originales y su traducción a las lenguas vulgares respondió a una preocupación por vivir una religiosidad más auténtica. Este anhelo supuso el caldo de cultivo en el que nacieron distintos intentos de reforma, entre los que destacó la reforma luterana. Las ideas de Lutero se extendieron rápidamente y provocaron la escisión de la comunidad cristiana en dos grandes bloques: católicos y protestantes.