miércoles, 9 de mayo de 2012

Renacimiento: Una época de cambios

Busto y escudo de armas de Carlos I,
en la entrada del Monasterio de Yuste (Cáceres)
La literatura renacentista supone una ruptura respecto a la literatura medieval. En efecto, durante el Renacimiento aparecen nuevos temas, nuevos géneros, nuevos personajes, ligados a los acontecimientos y al ambiente cultural de la época.

  1. La expansión por Europa y América que experimentó España durante la época de Carlos I como consecuencia de la política imperial, dio lugar a un interés creciente por el género histórico y a un resurgir de la épica. Así, por ejemplo, la conquista de América dio lugar a la llamada literatura de Indias, una literatura de carácter histórico escrita por autores que vivieron los hechos que narran, como el caso del cronista Bernal Díaz del Castillo. En este clima bélico surgió también una corriente épica, de la que La Araucana, de Alonso de Ercilla, es el exponente más notable.
  2. Las preocupaciones religiosas propias de la época -búsqueda de las fuentes originales del cristianismo y defensa del catolicismo frente a las tesis difundidas por Lutero- propiciaron en España el nacimiento de una literatura religiosa de extraordinaria calidad que culminó en la mística. Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz son los mejores representantes de esta literatura centrada en el sentimiento religioso.
  3. El clasicismo imperante en la época como fruto del entusiasmo por la cultura grecolatina se tradujo en literatura en la utilización de géneros y temas de la antigüedad clásica. Así Garcilaso cultiva la poesía pastoril, tal como lo había hecho el poeta latino Virgilio. Y la naturaleza, el amor y los mitos griegos y romanos se convierten en temas predominantes en la lírica renacentista.
  4. Los cambios políticos y económicos provocaron a su vez un conjunto de cambios sociales de los que la literatura también se hizo eco. Nace así en ese nuevo contexto social el género de la novela picaresca, que nos da fe del empobrecimiento de la nobleza o del crecimiento de las ciudades, a las cuales afluían gentes muy diversas cuyo objetivo no era otro que progresar en la escala social con el menor esfuerzo posible. Así, por las páginas del Lazarillo de Tormes o de las Novelas ejemplares de Cervantes vemos desfilar personajes como los hidalgos empobrecidos, los hampones de Sevilla o los pícaros, que tanta importancia tienen en la literatura española.

El Lazarillo y el ciego, a las orillas del río Tormes, en Salamanca