sábado, 2 de marzo de 2013

El Quijote, obra de transición

Don Quijote se cuenta entre las obras maestras de la literatura que son a la vez culminación de lo anterior -compendio en este caso de todas las líneas de desarrollo de la prosa del siglo XVI-, y anuncio y base del desarrollo posterior del género.
La Celestina (1499-1502) había sido a su vez, aunque en otro sentido, culminación de lo medieval y anuncio de lo renacentista. En su novela dialogada, Fernando de Rojas había manifestado dos tendencias fundamentales del Renacimiento: el idealismo neoplatónico y la observación crítica de la realidad. El ambiente rarificado en que viven los amantes Calixto y Melibea choca con la cruda realidad de Celestina y los criados. La novelística del siglo XVI desarrolló estas dos líneas por separado, y no se vuelven a unir hasta la genial fusión de las dos lograda en  El Quijote.
Los principales géneros de la novela en España durante estos cien años entre La Celestina y El Quijote eran la novela de caballerías y la novela pastoril, en el plano ideal, y en el plano real la picaresca, producto de la observación crítica de los aspectos más sórdidos de la vida española contemporánea.

Los libros de caballerías
Las novelas más leídas en el siglo XVI eran las de caballerías. El progenitor de esta boga literaria fue el Amadís de Gaula, de Garci-Rodríguez de Montalvo (1508). Fueron las hazañas de Amadís las que llevaron a Don Quijote a escogerle como modelo en preferencia a Orlando. De inspiración medieval, los libros de caballerías, condenados rotundamente por los moralistas contemporáneos por lascivos y falsos, narran las extraordinarias aventuras de caballeros andantes que acaban fabulosas hazañas al servicio de sus damas, enderezando entuertos y favoreciendo doncellas, en interminables peregrinaciones por tierras fantásticas, pobladas de monstruos y gigantes. Tal es la materia parodiada por Cervantes, quien elabora en El Quijote una especie de contragénero frente a los libros de caballerías, causa expresa de la locura de Don Quijote y modelo de su existencia como caballero andante.


La novela pastoril
Otro género de la novela, poético, idealizante, se desarrolló en España tras la publicación en 1559 de La Diana, de Jorge de Montemayor, y fue muy popular en la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII. Se dirige a un público más culto, y los modelos del género eran obras del Renacimiento italiano: Carmen Bucolicum, de Petrarca, Ninfale Fiesolano y Ameto, de Boccaccio, y, sobre todo, la Arcadia (1504) de Sannazaro, traducida al castellano en 1547.
Mezcla de prosa y verso, la novela pastoril coloca a sus personajes cortesanos disfrazados de pastores en un escenario bucólico idealizado de verdes prados y aguas cristalinas, y los enreda en una serie de casos de amor que dan lugar a largos razonamientos neoplatónicos y lamentos líricos. Si la novela de caballerías se caracteriza por la acción ininterrumpida, la pastoril se estanca en un análisis constante que paraliza a los personajes. Debemos advertir, sin embargo, que Cervantes, cuya primera novela, La Galatea, fue una novela pastoril, supo apreciar el adelanto en la penetración psicológica alcanzado en este género que hoy nos parece tan convencionalizado y artificial. Algunos episodios importantes de la Primera Parte de El Quijote se basan en la novela pastoril.

La picaresca
Ni los libros de caballerías ni la novela pastoril le proporcionaban a Cervantes el mundo -la realidad contemporánea-, el lenguaje -escribir "a la llana, con palabras significantes"- y el tono -ironía sutil y ambigua-, que iban a caracterizar a El Quijote.  Estos elementos se encontraban en la novela picaresca, genial creación española que nació con el anónimo Lazarillo de Tormes en 1554, y alcanzó su apogeo con el Guzmán de Alfarache (1599-1604) de Mateo Alemán. Las características esenciales del género son las siguientes:

  1. La narración autobiográfica de la vida del pícaro, que sirve a distintos amos, lo que da lugar a
  2. la sátira de distintos elementos de la sociedad, presentados desde la perspectiva del pícaro, que no siempre coincide con la del autor y del lector.
  3. La restricción de la acción, por lo general, al nivel moral y social más bajo, y a una extensión geográfica reducida y de terreno familiar.
  4. Énfasis en la satisfacción de las necesidades más elementales de la vida, sobre todo la del hambre.
  5. El desarrollo y ejercicio del ingenio y las mañas esenciales para que el pícaro pueda sobrevivir.
El pícaro es un anti-héroe, un excluido que contempla la sociedad con cinismo desde abajo, víctima de su propia debilidad y de la hipocresía y el egoísmo de sus prójimos. En uno de los amos de Lazarillo, el escudero, vemos uno de los antecedentes literarios de Don Quijote. El escudero orgulloso y vano, cuya idea de su propia importancia se aleja tanto de sus posibilidades reales, es un precursor del caballero manchego, y Lazarillo le tiene lástima, como se la tienen a Don Quijote el cura y el canónigo.


Otros géneros
Entre los otros géneros del siglo XVI -la novela sentimental, el cuento morisco y la novella italiana- el último es tal vez el que más influye en Cervantes, tanto en las Novelas ejemplares como en "El curioso impertinente" de El Quijote.