miércoles, 27 de marzo de 2013

Evolución de la novela cervantina

La evolución de la técnica novelística de Cervantes sigue siendo un problema fundamental para la crítica literaria. Ha desorientado a los críticos el hecho de que Cervantes siguiera prometiendo a lo largo de su vida una segunda parte de La Galatea, en la que parece haber estado pensando al escribir El Quijote. El cura encuentra La Galatea entre los libros de la biblioteca de Don Quijote, y afirma que "es menester esperar la segunda parte que promete", y hasta en la dedicatoria de Persiles, unos días antes de morir, le promete al Conde de Lemos el "fin de la Galatea".
El problema para la crítica es la aparente contradicción entre una afición por el género pastoril, tan estilizado y artificial, y la perspectiva del autor en El Quijote, la primera novela realista moderna. El mismo Cervantes había señalado la inverosimilitud del género, en El coloquio de los perros, al notar Berganza la discrepancia entre la vida de los pastores a quienes él había servido y las "cosas soñadas y bien escritas para entretenimiento de los ociosos, [sin] verdad alguna". Dos aspectos del género pueden haberle interesado a Cervantes. En primer lugar, como género establecido constituía un campo lógico para el aprendizaje de un escritor en el proceso de desarrollar su propio estilo individual. Ya viejo, no satisfecho con lo que había hecho en La Galatea, o quizás deseoso de volver sobre algo que llevaba la primera parte en potencia, como en el caso de El Quijote, habrá querido terminarla. En segundo lugar, se habrá sentido atraído todavía por la oportunidad que ofrecía el género para el análisis psicológico y la presentación de personajes dominados por pasiones incontrolables. Sabemos que uno de sus temas predilectos fue el de los celos.
Después de salir La Galatea, en 1585, Cervantes no publicó nada hasta 1605, cuando salió la Primera Parte de El Quijote. Lo extraordinario es que esta obra, que aparece cuando el autor había cumplido 57 años, representa sólo el comienzo de una serie de obras maestras. Con las Novelas ejemplares, publicadas en 1613, se estableció como el padre del cuento moderno español. Se ha señalado la influencia de los novellieri italianos en algunos de los cuentos, pero los mejores -Rinconete y Cortadillo, El casamiento engañoso, El coloquio de los perros- son notablemente originales en contenido y estilo. Comparten algunas características con la novela picaresca, pero se separan radicalmente de este género. Otro cuento de la colección, El licenciado Vidriera, revela el interés en la locura que tanta importancia tiene para la creación de Don Quijote. Son doce en total los cuentos, y reflejan la misma dicotomía de El Quijote frente a La Galatea y el Persiles, unos realistas y otros clasificados por la crítica, sin excesivo rigor, como románticos o italianizantes.

Representación actual de "El retablo
 de las maravillas"

En 1615 salieron la Segunda Parte de El Quijote y las Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados. Las comedias de este tomo revelan el intento de Cervantes de ajustarse a las nuevas normas que el talento y la fecundidad de Lope de Vega habían impuesto en el teatro. Son todas de tres jornadas, en contraste con la predilección de Cervantes en sus comedias anteriores por cuatro o cinco. Mucho más populares han sido los entremeses, algunos de los cuales, como El retablo de las maravillas y La cueva de Salamanca, se siguen representando con frecuencia hoy.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda. Historia septentrional, publicado en 1617, representa otro enigma para la crítica. ¿Por qué recurrió Cervantes de nuevo a un género convencional e idealizante, esta vez a la llamada comedia bizantina de Heliodoro, autor griego del siglo IV, cuya Historia etiópica de los amores de Teágenes y Cariclea se había popularizado en la España renacentista? Algunos, sino poder aceptar lo que parece ser un cambio tan radical en la orientación estética del autor, han sugerido que se trata de una obra escrita mucho antes y sólo refundida y terminada al final de su vida. Sin embargo, la mayoría de los críticos ha visto en el Persiles el intento de crear, con las aventuras simbólicas de los dos amantes idealizados, la épica en prosa que bosqueja el canónigo en El Quijote. Se ha visto en toda la obra de Cervantes una trayectoria que va desde el realismo perspectivista de la Primera Parte de El Quijote y las Novelas ejemplares más realistas, hasta la idealización del Persiles y cuentos como Las dos doncellas y La española inglesa. La crítica reciente ha subrayado el dilema no resuelto que se refleja en el Persiles entre los cánones literarios aristotélicos y la atracción instintiva de Cervantes hacia la libertad sin trabas para el artista.