
Quevedo utilizó metáforas a la manera cultista (relámpagos de risa carmesíes), pero, en general, prefirió otras fórmulas más económicas para provocar conceptos. Si en prosa tendió a decir mucho con pocas palabras, en poesía es éste el recurso habitual. De ahí que prefiriera recursos como éstos:
- La metáfora que tiende a la personificación o a la cosificación:
En los claustros del alma, la herida yace callada.
- La polisemia:
Largo sólo en el talle
Donde "largo" tiene un doble significado: "largo" y "generoso".
La originalidad no radica en sí en el uso de estos recursos, sino en la novedad de las relaciones conceptuales, en la agudeza verbal.