lunes, 18 de noviembre de 2013

El teatro neoclásico

En los primeros años del siglo XVIII, el teatro siguió la senda marcada por Lope y Calderón. Pero pronto surgió la polémica entre los defensores del teatro popular barroco y quienes exigían una renovación de la escena. Así, el propio Luzán atacó en su Poética el teatro barroco, del que censuraba entre otras cosas que mezclara lo trágico y lo cómico y no respetara la unidad de lugar, la unidad de tiempo y la unidad de acción. Frente a este tipo de obras, Luzán propugnaba un nuevo teatro sujeto a normas, con obras verosímiles escritas con una finalidad didáctica.
Algunos dramaturgos intentaron revitalizar la tragedia de corte clásico, pero no contaron con el fervor del público. Más éxito tuvo, en cambio, la comedia neoclásica, creada por Leandro Fernández de Moratín, quien durante la segunda mitad del siglo XVIII dio vida a un teatro neoclásico cuyos rasgos básicos son los definidos por Luzán.

 Leandro Fernández de Moratín 

Leandro Fernández de Moratín es el máximo representante del teatro neoclásico. Nacido en Madrid el año 1760, era hijo de otro escritor neoclásico, Nicolás Fernández de Moratín, a quien debió su afición literaria. Fue traductor del gran dramaturgo francés Molière y admirador de las corrientes procedentes de Francia. En la guerra de la Independencia española, Moratín colaboró con el régimen de José Bonaparte, por lo que fue desterrado al finalizar la guerra. Murió en París el año 1828.

El nuevo teatro
Aunque cultivó distintos géneros, la verdadera vocación de Moratín era el teatro. Escribió cinco comedias, de las cuales destacan La comedia nueva o El café y El sí de las niñas. En ellas Moratín fija la fórmula de la comedia neoclásica.
  • La comedia nueva o El café es una sátira en la que, a través de un sencillo argumento, el autor critica las obras teatrales en boga y propone la reforma del teatro.
  • El sí de las niñas plantea el problema de los jóvenes a quienes sus padres casan sin tener en cuenta sus sentimientos. Doña Irene decide casar a su hija Francisca, de 19 años, con un anciano rico llamado don Diego. Sin embargo, la joven ama a Carlos, sobrino de don Diego. Después de acordada la boda, el tío se entera del amor entre los dos jóvenes, renuncia a su matrimonio, censura la costumbre de imponer una boda a los hijos contra su voluntad y decide proteger a la pareja.
Técnica y estilo: enseñar deleitando
El propio Moratín define la función que tiene la comedia nueva que él cultiva:

Ésta [la comedia] imita a los hombres como son, imita las costumbres nacionales, los vicios y errores comunes, los incidentes de la vida doméstica. Expone a los ojos del espectador las costumbres populares que hoy existen, no las que pasaron ya; las nacionales, no las extranjeras; y de esta imitación dispuesta con inteligencia, resulta necesariamente la instrucción y el placer.

El teatro de Moratín se ajusta perfectamente al modelo de Luzán. La sujeción a las normas, el carácter didáctico, la acertada caracterización de los personajes y un lenguaje sobrio y natural son sus rasgos más destacados.