domingo, 27 de noviembre de 2011

Las primeras manifestaciones líricas: las jarchas

Durante mucho tiempo se pensó que las primeras producciones literarias en romance pertenecían a la poesía épica puesto que no se conservaban muestras escritas de otro tipo de poesía popular. Sin embargo, un importante investigador, Menéndez Pidal, sostuvo la existencia de un corpus de lírica tradicional que debió existir desde los mismos orígenes de las lenguas romances. Se trataría de cancioncillas líricas que las gentes cantarían en las bodas, en las romerías, en las fiestas... Estas canciones no estarían escritas, sino que se transmitirían de forma oral.
En 1948, el arabista Stern encontró unas composiciones antiguas denominadas jarchas, que vinieron a confirmar la teoría de Menéndez Pidal.
Las jarchas son breves canciones que los poetas musulmanes y hebreos incluían al final de unos poemas cultos llamados moaxajas. Habitualmente, las jarchas constan de dos, tres o cuatro versos en los que se mezclan palabras romances con palabras árabes.
La mayoría de las jarchas tienen tema amoroso y están puestas en boca de una mujer que se queja ante su madre o ante sus hermanas por la ausencia del amado.

Gar, ¿qué fareyo?,
¿cómo vivreyo?
Est al-habib espero,
por él murreyo.


Dime, ¿qué haré?,
¿cómo viviré?
A ese amado espero,
por él moriré.

Las jarchas más antiguas pertenecen al siglo X y son una prueba más del carácter multicultural de la sociedad peninsular medieval.

Para hacer más leves las tareas del campo, los campesinos cantaban cancioncillas que se
transmitían de generación en generación. En la imagen, tareas agrícolas en un detalle del libro de horas
Très riches heures.