sábado, 29 de septiembre de 2012

Las ediciones del Lazarillo de Tormes

 Edición de Amberes de 1554 
El Lazarillo de Tormes se publica en 1554 en Alcalá de Henares, Burgos y Amberes. Según Viardot, había una edición de 1538, aunque no existe prueba de tal edición. Bonilla habló de una edición publicada en 1550 fuera de España, mientras Brunet habla de una de 1553 publicada en Amberes, una edición que nadie vio jamás. Rumeau, quien estudió estos problemas con detenimiento y escrupulosidad, niega que haya habido jamás la edición de la que habló Viardot y de una edición anterior a la fecha que conocemos. Aunque el razonamiento de Rumeau parece ser convincente, no resuelve del todo el problema de las ediciones. Básicamente, la controversia sobre las ediciones se enfoca desde tres estudios críticos: los de Morel Fatio, Foulché Delbosc y Cavaliere.
Morel Fatio cree que la edición de Burgos es la editio princeps y la edición flamenca es una imitación del mismo año. La edición de Alcalá, que contiene las intercalaciones, reproduce la edición de Burgos. Según él, estas ediciones aparecieron en el mismo año en el siguiente orden: Burgos, Amberes, Alcalá.
A pesar de este aserto, Foulché Delbosc creyó encontrar otra clave al misterio. Profundizando en el hecho de que la edición de Alcalá lleva la fecha de 26 de febrero de 1554, Foulché razona que en aquel entonces cincuenta y seis días no habría sido bastante tiempo para transportar la edición desde Burgos a Alcalá y luego imprimir el libro. Cree más lógico que las tres ediciones remiten a una anterior, y que las tres son independientes. Para Foulché, las ediciones aparecieron en la forma siguiente: Alcalá, Burgos, Amberes.
Cavalieri propone otra hipótesis: hubo probablemente una edición anterior a las tres conocidas; la edición de Burgos refleja la original con más fidelidad, la de Alcalá es diferente a la de Burgos, y la de Amberes contiene formas de ambas, pero rechaza las intercalaciones, y se encuentra pues más cerca de la de Burgos que de la de Alcalá.
Por otro lado, tres críticos españoles se han dedicado a aclarar este enigma. Rico cree que el enorme éxito de las fortunas de Lázaro hace pensar en una primera estampación no muy anterior a 1554. José Caso González piensa que los tres textos de 1554 son independientes entre sí: Alcalá procede de una primera edición, pero la corrige a la vista de un manuscrito independiente de todos los demás textos, al igual que Burgos procederá de un manuscrito y no de una edición. Caso piensa que Alcalá y Amberes proceden de un arquetipo común. Así, llega a la conclusión de que "es probable que no haya habido una sola edición de la que se derivan las demás, sino varias ediciones derivadas de manuscritos distintos". Blecua cree que el Lazarillo debió ser impreso por primera vez en 1552 ó 1553, y que fueron posiblemente dos ediciones perdidas, y no manuscritos: una edición de la que deriva la de Burgos, y otra más de la que derivan Alcalá y Amberes.
El minucioso trabajo realizado por todos estos investigadores nos lleva a establecer que se trata de un problema de muy difícil solución. Es muy posible que efectivamente hayan existido otras ediciones que no nos han llegado por varias razones. Lo que parece improbable es que fueran muchas. El Lazarillo fue una obra que tuvo una resonancia clara e inmediata, lo cual nos obliga a pensar en la tradición de manuscritos que circulaban de donde se podían hacer ediciones independientes, y que efectivamente se perdieran algunas. Y desde luego, a excepción de las partes intercaladas de Alcalá, las ediciones o manuscritos perdidos no serían textos muy diferentes a los que conocemos de 1554.