Biografía: https://escriturayescritoresbiografias.blogspot.com/2025/06/almudena-grandes.html
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15/05/2025 - 18/06/2025
Nosotros teníamos un gallinero, pero las gallinas eran de las monjas y mi abuelo siempre decía que los huevos eran sagrados, aunque sólo para nosotras, claro, porque de vez en cuando él se comía alguno. Y sin embargo, aquella mañana mi abuela robó un huevo para mí, y con el tiempo comprendí que esa fue su manera de decirme que me quería, que en aquel huevo robado había tanta ternura, o más aún, que en los besos y los abrazos que no volverían a repetirse con la abundancia que había derrochado después de pegarme. Mira lo que tengo para ti, me anunció mientras se lo sacaba del delantal, con una sonrisa de oreja a oreja. Y me fue explicando lo rico que estaría mientras lo cascaba, y le ponía un poquito de sal, y lo freía con el aceite muy caliente, para que la clara hiciera puntillas, y se sentó a mi lado para enseñarme cómo había que comerlo, hundiendo el pan en la yema, y se relamía mientras me miraba, como si le alimentara a ella más que a mí, porque los huevos fritos le encantaban. A mí no me gustan, porque me saben a la muerte de mi madre, al bofetón, al hambre y las lágrimas de aquella noche. Prefiero las tortillas a la francesa, claro que eso no se lo conté al doctor Velázquez, porque como él había vivido mucho tiempo en el extranjero, pues ya me imaginaba yo de qué pie cojeaba y además me lo habían contado en el sanatorio, que su padre era rojo, que había muerto en la cárcel. Por eso no le hablé de mi abuela, sólo de doña Aurora.