miércoles, 6 de junio de 2012

La literatura religiosa: la mística

El ambiente de exaltación religiosa que se vivió durante el reinado de Felipe II dio lugar a dos corrientes espirituales: la ascética y la mística.

  • La ascética es un camino de perfeccionamiento espiritual mediante la oración y el sacrificio que prepara el alma para recibir los dones que proceden de Dios.
  • La mística es un estado de perfeccionamiento espiritual en el que el alma percibe la presencia de Dios, recibe sus dones y acaba uniéndose con él.
Estas corrientes, y en especial la mística, dieron lugar a una literatura en prosa y en verso de gran calidad cuyas figuras más destacadas fueron Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz.
Teresa de Cepeda y Ahumada, nacida en Ávila, llevó una vida muy activa como reformadora de la Orden del Carmelo. Es, con San Juan, quien mejor ha sabido analizar la experiencia mística. Entre sus obras en prosa, destaca El castillo interior o Las moradas, que describe el alma como un castillo formado por muchas moradas, en cuyo centro tiene lugar la unión con Dios.
Santa Teresa escribe con un estilo llano y sencillo y con frecuencia alude a lo cotidiano para hacer comprender sus experiencias más elevadas.

San Juan de la Cruz
Juan de Yepes, San Juan de la Cruz, es considerado como el mejor poeta lírico de la literatura castellana. Nació en Fontiveros (Ávila) el año 1542. Siendo muy joven, ingresó en la Orden del Carmelo y conoció a Santa Teresa de Jesús, quien lo animó a reformar la rama masculina de la Orden. Pero en 1577, algunos frailes carmelitas que rechazaban la reforma lo encarcelaron en un convento de Toledo, de donde consiguió escapar al cabo de ocho meses descolgándose por una ventana. Poco después prosiguió su labor reformadora en Andalucía. Murió en Úbeda (Jaén) en 1591.

La obra de un místico: la más alta expresión del amor
Para San Juan, la poesía es un medio de comunicarse con Dios. Su poesía es la voz de un alma inflamada de amor divino y su tema es siempre el de la unión mística.
Aunque escribió diversas poesías en metros tradicionales y también obras en prosa, bastan tres poemas, escritos en liras, para situar a San Juan en la cima de la lírica española de todos los tiempos: Cántico espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva.
  • Cántico espiritual es un conjunto de cuarenta liras en las que se desarrolla un asunto alegórico: la esposa -que representa el alma- busca a su Amado -que representa a Dios- entre las criaturas de la naturaleza. Una vez que lo encuentra, la esposa y el Amado entablan un diálogo lleno de belleza que culmina con la unión mística.
  • Noche oscura del alma es un breve poema formado por ocho liras. En él se desarrolla el mismo tema que en el Cántico: el alma abandona su casa para ir al encuentro del amado.
  • Llama de amor viva es un poema de tan solo 24 versos centrados en la unión mística.
Estilo: la expresión simbólica de lo inefable
La experiencia mística es una experiencia sobrenatural y, por tanto, inefable, intraducible a palabras. Por eso, San Juan se ve obligado a recurrir a un lenguaje cargado de símbolos y paradojas: la Amada es el alma, el Amado es Dios, la llama es el amor, testigos de la unión mística son la música callada o la soledad sonora... Este lenguaje simbólico confiere a su poesía un gran poder de evocación.