viernes, 9 de agosto de 2013

El rayo dormido

El tiempo mientras tanto fue una de mis lecturas más interesantes del 2012. Esto fue lo que me llevó a comprar El rayo dormido a finales del pasado mes de junio. También su reseña de la contraportada: dos historias desconocidas de la guerra civil española ensartadas como la cara y la cruz de la misma moneda.
Lo compré en edición de bolsillo (no está la cosa para tirar cohetes) en el VIP'S de República Argentina de Sevilla (con un vale de descuento que me vino muy bien). Y ha sido un acierto: en primer lugar, porque me ha permitido retomar la lectura, algo que tengo un tanto dejado; y en segundo lugar, por el libro en sí, que me parece muy recomendable.
Cada capítulo es una pequeña historia, un bocado del delicioso plato, y nos cuenta un hecho concreto, una conversación de Natalia, la periodista que reconstruye los hechos, con uno de los testigos o una de las reflexiones de los protagonistas. El que cada capítulo tenga un principio y un fin me ha gustado. Los personajes centrales son interesantes: Natalia y Carmen por un lado, y las heroicidades y miserias de José Emilio y Antonio por otro, pero están también Manuela, Julián o Cristina, quienes admiran, aman y tapan las vergüenzas de esos personajes principales.
Carmen Amoraga dice que quiso inicialmente hablar sobre las relaciones de amistad a través de las redes sociales y sobre la crisis actual del periodismo (la sociedad es consciente de la gravedad de que falten maestros, médicos o enfermeros, pero no de que continuamente se cierren periódicos o emisoras de radio), pero un tanto por azar se le cruzaron las historias de Pablo, de Ricardo y de la Nueve, y ha logrado componer con todo ello un puzzle armonioso y sorprendente. Por el título, El rayo dormido, sabes que hasta el final del libro no vas a encontrar los resultados de sus pequeños misterios, y que estallarán de pronto, como ese rayo que se encuentra dormido en el tronco del árbol hasta que prende circunstancialmente. Así, conforme leía, iba creándome mis propias hipótesis de lo que podría haberles ocurrido a Carmen, a Natalia o a José Emilio, y no reparas en que nuestras vidas pueden torcerse por una torpeza que irremediablemente escapa a nuestro control.
No es la primera vez que un buen libro de un autor me lleva a otro que me gusta también. Pero no siempre es así: entre mis libros favoritos se encuentran autores de los que no he leído nada más que me agrade. Ahora, decididamente, puedo decir que me gusta Amoraga, y espero que pronto nos traiga una nueva historia.